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Laika: la perra astronauta que viajó al espacio
El 3 de noviembre de 2022 se cumplen nada menos que 65 del vuelo de Laika (“ladradora”), la famosa perra que en 1957 se convirtió en el primer ser vivo en orbitar el planeta Tierra a bordo de la nave Sputnik 2, en el marco del programa espacial soviético.
En la época en la que se realizó este experimento no se sabía apenas nada sobre los efectos que los vuelos espaciales podían tener en los seres vivos. Además, las autoridades soviéticas marcaron un plazo de lanzamiento muy ajustado que obligó a los científicos a prescindir de la idea de diseñar una nave que pudiera ser recuperada y los llevó a utilizar, en su lugar, un satélite Sputnik modificado.
Por estos motivos, desde el primer momento estuvo claro que desgraciadamente la perra no sobreviviría a la misión.

Laika era una perra callejera mestiza de aproximadamente 3 años que fue encontrada en las calles de Moscú. Se prefería a este tipo de canes porque se daba por sentado que estaban adaptados a sobrevivir con escaso alimento y un frío extremo.
Junto a Laika, fueron seleccionados y entrenados para esta misión otros dos perros: Albina, otra hembra, y Mushka, un macho.
El entrenamiento de Laika y los preparativos previos al lanzamiento
El entrenamiento de los tres previos fue muy duro, ya que fue necesario acostumbrarlos al reducido espacio de la cabina del Sputnik 2, a las condiciones de aceleración extrema que experimentarían y a los ruidos de la nave espacial.
Para ello, Laika, Albina y Mushka fueron confinados en espacios cada vez menores por períodos de 20 días, hasta que su estado de salud general comenzó a deteriorarse e incluso dejaron de hacer sus necesidades. Se hizo necesario empezar a administrarles laxantes de forma regular.

El programa de entrenamiento estuvo a cargo del doctor Vladimir Yazdovsky, quien posteriormente dijo de Laika que era “tranquila y encantadora”.
El equipo de adiestradores no pudo evitar encariñarse con la perra, a la que pusieron apodos como Kudryavka (rizadita), Zhuchka (bichito) o Limonchik (limoncito). Tras la disolución de la URSS, varios de los científicos manifestaron sus remordimientos por el sacrificio de Laika, pero en aquel momento no tuvieron elección.

En la selección final de los perros, Laika fue elegida como la perra que saldría al espacio, mientras que Albina se quedaría en la reserva. Mushka se quedó también en tierra y con él se probaron el sistema de soporte vital y diversos instrumentos.
Antes del lanzamiento, uno de los científicos llevó a Laika a su casa para que jugase con sus hijos. Sobre esa decisión, Yazdovsky escribió: “Quería hacer algo bueno por ella. Le quedaba tan poco tiempo de vida…”.

La misión: un viaje sin retorno para Laika
El Sputnik 2, con Laika a bordo, fue lanzado el 3 de noviembre de 1957 desde el cosmódromo de Baikonur.
Una vez en el espacio, la nave completó tres órbitas alrededor de la Tierra, pero durante la cuarta el sistema de aislamiento térmico se desprendió y el interior alcanzó una temperatura superior a 40 °C. Poco después, Laika murió por un paro cardíaco provocado por la combinación entre la hipertermia y el estrés. Solo habían pasado 7 horas desde el despegue.
Las autoridades soviéticas difundieron la noticia de que Laika había recibido la eutanasia cuando el oxígeno de la nave comenzó a terminarse. Solo tras la disolución de la URSS el equipo científico desveló la verdad sobre lo que le sucedió a la perra.

El Sputnik 2, con el cuerpo de Laika a bordo, continuó orbitando alrededor de la tierra durante 163 días más. Finalmente se desintegró al entrar en contacto con la atmósfera terrestre.
Una estatua y una placa conmemorativa recuerdan hoy en día a Laika en la llamada Ciudad de las Estrellas, el centro ruso de entrenamiento de nuevos cosmonautas. La perra también aparece en el Monumento a los conquistadores del espacio situado en Moscú.
Fuente: National Geographic.
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