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Cómo castigar a un gato cuando se porta mal: una de las tareas más difíciles y desagradables
Por desagradable que resulte, es muy importante saber cómo castigar a un gato cuando se porta mal y así corregir sus comportamientos perjudiciales.
Antes de nada, hay que mencionar que castigo es, como quizás hayas pensado, una palabra cargada de connotaciones negativas, puesto que muchas personas la asocian con la violencia o los malos tratos. Nada más lejos de la realidad: como te explicaremos en este artículo, lo último que se debe hacer con un gato (o con cualquier otro animal) es tratarlo con agresividad. No solo sería cruel, sino que no sirve para nada.
Cuando hablamos de castigar, de castigar correctamente, no nos referimos a otra cosa que a educar. Es decir, indicarle a tu gato que una conducta determinada (morder un cable, arañar, etc.) no es adecuada. Como verás enseguida, para lograr esto la mejor estrategia no es en ningún caso perjudicar al gato, sino más bien privarle temporalmente de algo que le gusta.
Hay que entender, por encima de todo, que los felinos no son ni personas ni perros, por lo que no se los puede tratar ni corregir de la misma forma. En este artículo vamos a contarte todo lo que necesitas saber sobre cómo castigar a un gato cuando se porta mal, pero también las cosas que nunca deberías hacer. ¡Vamos allá!

Pautas fundamentales para reprender a tu gato: ten en cuenta estos consejos
Para saber cómo castigar a un gato cuando se porta mal, lo primero es entender a qué nos referimos al hablar de castigos.
Como te hemos adelantado y recalcaremos a lo largo de este artículo, castigar en ningún caso supone maltratar al animal. Se trata más bien de educar y así prevenir nuevas conductas negativas.
Dicho eso, hay que mencionar también una creencia muy común: la de que los gatos, a diferencia de los perros son incapaces de entender los castigos. Esto no es totalmente cierto, ya que los gatos en efecto son sensibles a los refuerzos positivos y negativos, solo que no tanto como los canes. En general, un perro suele estar mucho más dispuesto a complacer a su dueño que un gato, lo que hace que el castigo funcione mejor; sin embargo, esto no significa que los gatos no puedan entenderlo. Solo costará un poco más.
Los gatos son sensibles a los refuerzos positivos y negativos, solo que no tanto como los perros, que en general suelen estar siempre dispuestos a complacer a sus dueños.
Una vez aclarados estos dos puntos, vamos a hablar de una serie de pautas básicas que te ayudarán mucho a la hora de corregir los comportamientos negativos de tu gato:

Siempre que sea posible, es mejor prevenir que castigar
Castigar a tu mascota, incluso aunque sea con un enfoque positivo, siempre es desagradable. Además, y como acabamos de explicar, con los gatos puede resultar un poco más difícil que con los perros. Por esos motivos, te recomendamos que siempre que sea posible te plantees si hay alguna forma de prevenir el comportamiento negativo del animal.
Por ejemplo, si no quieres que el gato se suba a una planta, cámbiala de sitio o sustitúyela por otra. Para que no duerma sobre la cama, cierra la puerta de la habitación. Para que no muerda los cables, mételos dentro de un canalillo de plástico.
Por supuesto, no siempre será práctico o habrá una manera de prevenir el mal comportamiento del gato, y si es así, entonces sí, llegará el momento de reprenderlo para modificar su conducta. De todos modos, la prevención es lo primero que deberías plantearte en este tipo de situaciones.

El castigo funciona mejor con los gatitos que con los gatos adultos
Cuanto más joven sea el gato, más moldeable resultará su comportamiento y con mayor facilidad aceptará las correcciones. Los gatos adultos suelen tener más carácter, por lo que pueden mostrarse más testarudos y te exigirán más paciencia y comprensión.
En el caso de los gatos ancianos, hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones sus comportamientos inadecuados (por ejemplo, orinar fuera del arenero) pueden deberse a problemas de salud. Así pues, es importante que te cerciores de que el animal está en buen estado antes de castigarlo por algo que quizás no puede evitar.
Es más fácil corregir a un gatito que a un gato adulto. En el caso de un gato anciano, asegúrate primero de que su mala comportamiento no se debe a algún problema de salud que no pueda evitar.
Y un inciso: sea cual sea la edad del gato, deberás asegurarte de que tiene todas sus necesidades básicas cubiertas antes de regañarle por algo. Si, por ejemplo, tiene el arenero sucio desde hace días, o si lo colocas en una mala ubicación, será normal que haga sus cosas fuera de sitio.
(Te recomendamos echarle un vistazo a nuestra guía sobre cómo enseñar a un gato a usar el arenero si este tema en concreto te está dando problemas 😉).

Nunca olvides que un gato no es un perro
Los perros y los gatos son las mascotas más populares, pero esa es su única similitud. En cuanto a sus comportamientos y actitudes son, de hecho, animales radicalmente diferentes.
Por supuesto, con ningún animal hay que abusar del recurso del castigo, y menos de forma innecesaria. Pero en el caso de los gatos es recomendable dosificarlo incluso con mayor cuidado, ya que tu peludo podría acabar viéndote de forma negativa, como un enemigo que lo perjudica. Si llegáis a ese punto, la vuelta a la normalidad no es imposible, pero sí requerirá tiempo y trabajo.
Mientras que para tu perro eres un referente vital indispensable, para tu gato eres más bien la persona con la que convive y a la que aprecia en mayor o menor medida. No hay que olvidar que esa es la base desde la que partimos a la hora de corregir los malos comportamientos de estos dos animales.

Cómo castigar a un gato cuando se porta mal: lo que NUNCA debes hacer
Tal y como mencionábamos al principio, tan importante como saber cómo castigar a un gato cuando se porta mal es entender lo que NO se debe hacer. Hay tres cosas que deberías evitar por mucho que tu gato te saque de quicio:
- Gritarle: los gritos o simplemente elevar la voz más de la cuenta son comportamientos que deberían quedar fuera de la relación con tu gato. Solo conseguirás asustarlo, crear un clima de desconfianza y romper el vínculo que existe entre vosotros.
- Pegarle o tirarle objetos: si ya los gritos pueden destruir la relación que tienes con tu gato, la violencia física, como imaginarás, es incluso peor. Tu gato en ningún caso entenderá que le pegas porque ha hecho algo mal, sino que lo verá simple y llanamente como una agresión.
- Tener prisa: corregir un mal comportamiento de tu gato exige, por encima de todo, cariño y paciencia. Ningún gato entenderá a la primera lo que quieres de él en este tipo de situaciones, por lo que si esperas resultados inmediatos solo conseguirás ponerte nervioso y perjudicar el proceso de aprendizaje.
Para corregir un mal comportamiento de tu peludo deberás actuar con autoridad, por descontado, que no debes confundir la firmeza con la agresividad o los malos tratos. Por encima de todo, trata siempre a tu gato con respeto.
La corrección de un mal comportamiento exige actuar con autoridad, pero nunca con agresividad. Tratar mal a tu gato ni es ético ni sirve para nada. Relaciónate con él siempre de forma respetuosa.

Cómo castigar a un gato cuando se porta mal: 3 estrategias que funcionan
Es el momento de hablar, ahora sí, sobre cómo castigar a un gato cuando se porta mal. Como recordarás, al comienzo de este artículo te hemos mencionado una estrategia que es, de hecho, la más efectiva para modificar el mal comportamiento de un gato: la privación, ya sea de tu compañía o de tus atenciones.
Veamos con más detalle cómo castigar a un gato cuando se porta mal:
Prívale de tu compañía
A los gatos por lo general les encanta estar acompañados por sus dueños. Puede que tu gato no siempre necesite tu atención, pero seguro que le gusta estar cerca de ti y prefiere no pasar demasiado tiempo solo. Por ese motivo, privarle de tu compañía es un método muy útil y totalmente respetuoso para castigarlo cuando haga algo mal.

Para utilizar la privación de compañía con tu gato, sigue estos pasos:
- Inmediatamente después de que haya hecho algo que no debe, cógelo y llévalo a una habitación donde pueda estar durante unos minutos de forma segura. El objetivo es que se quede solo durante un poco de tiempo, pero sin que pueda hacerse daño ni romper nada.
- Déjalo a solas durante un período de entre 5 y 10 minutos. No le hagas caso ni le abras la puerta antes de tiempo.
- Cuando haya pasado el tiempo, déjale salir, pero no le prestes atención de forma inmediata. Deja que transcurran otros 5 o 10 minutos.
- Si el gato reincide, repite el castigo y considera la posibilidad de ir aumentando la duración del encierro. Puedes añadir otros 5 minutos adicionales en cada ocasión.
Es probable que tu gato maúlle desde el inferior de la habitación reclamando tu atención, pero deberás mantenerte firme. Acabará entendiendo la situación, pero sin duda le llevará un tiempo. Ante todo es importante que seas paciente.
Privar a tu gato de tu compañía es una forma muy eficaz y totalmente «pacífica» de castigarlo cuando hace algo mal. En cualquier caso, es probable que debas hacerlo varias veces hasta que entienda la situación.

No le hagas caso ni le des mimo durante un tiempo
Los gatos no solo disfrutan pasando tiempo con sus dueños, sino que en general adoran recibir atenciones de todo tipo. Por eso, una forma excelente de endurecer la privación de compañía es añadir, como ya hemos adelantado, una privación temporal de atenciones.
Este no debería ser el principal método de castigo, sino una forma de reforzar el anterior: cuando el gato salga de la habitación en la que lo hayas confinado, ignóralo durante un rato. No dudes en aumentar el tiempo si compruebas que el gato no acaba de entender el mensaje.

Emplea el refuerzo positivo
Siempre que sea posible, trata de redirigir la atención del gato hacia comportamientos correctos o deseables y así, con un poco de suerte, ni siquiera será necesario castigarlo.
Por ejemplo, si quieres evitar que rasque los muebles, prémialo generosamente, no solo con caricias, sino con alguna de sus golosinas más sabrosas) cuando veas que utiliza el rascador (por cierto: no te pierdas nuestra guía sobre los mejores rascadores para gatos). O, si no quieres que se suba al sofá, prémialo cuando en lugar de eso se tumbe en su propia camita.
Ten en cuenta que para que el refuerzo positivo funcione será imprescindible que estés atento y premies al gato siempre que hagas lo que deseas, sin excepciones. Solo así se producirá la asociación entre la acción y el estímulo positivo.

La importancia de la inmediatez (tanto para gatos como para perros)
Ahora que ya sabes lo básico sobre cómo castigar a un gato cuando se porta mal, hay una cuestión que es muy importante recalcar: los castigos y las correcciones deben ser instantáneos o no funcionarán.
Sucede que muchas personas tienden a humanizar a sus mascotas y creen ver en ellas comportamientos y actitudes que son exclusivamente humanas, como, en este caso, la culpa o el arrepentimiento.
Es un error: ni los perros ni los gatos pueden sentir culpa y si castigas a cualquiera de estos dos animales aunque sea solo unos minutos después de haber hecho algo malo, no servirá para nada.
Los animales son incapaces de sentir culpa o arrepentimiento, por mucho que algunas personas crean ver esas emociones en ellos. Su memoria no es como la nuestra. Si no castigas a tu gato o perro justo después de haber hecho algo mal, no servirá para nada.

Frases típicas como “él sabe que ha hecho algo malo” no son más que una proyección de nuestras emociones en el animal. Si un gato o un perro se muestra asustado o decaído cuando le echas la bronca, en absoluto es porque sienta culpable (no puede), sino simplemente porque le estás asustando e intenta apaciguarte.
En resumen: si el castigo no se produce inmediatamente después de la acción que se pretende corregir, no servirá para nada. El animal percibirá la reprimenda como una agresión arbitraria o, peor aún, creerá que lo que está mal es lo que está haciendo justo en ese momento.