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Te contamos cómo enseñar a un gato a no morder: entiende a tu gato y aprende a corregirlo
Son muchos los dueños que no tienen claro cómo enseñar a un gato a no morder. Si tu gato, normalmente tranquilo y adorable, se pasa con los dientes siempre que tiene tus dedos cerca y no sabes qué hacer… no te preocupes.
Sucede a menudo, pero es una conducta que se puede corregir.
Para saber cómo enseñar a un gato a no morder, lo primero de todo es comprender de dónde surge este comportamiento, que puede tener diversos orígenes.
Los gatos son animales increíbles que aportan compañía, cariño y todo tipo de sorpresas en el día a día de sus dueños.
Pero, como todos los animales, también pueden desarrollar manías o vicios que dificultan nuestra relación con ellos.
En el caso de los gatos, los arañazos y mordiscos son quizás las conductas que con más frecuencia nos sacan de quicio.

Dejar que un gato nos muerda sin corregirlo puede acabar dificultando todos los momentos en los que tengamos que manipularlo o queramos relacionarnos con él.
Y sí, los dientes de un gatito tal vez no sean muy preocupantes, pero los de un gato adulto pueden hacer mucho daño.
Además, dejar que el gato muerda constantemente sin corregirlo, o incluso animarle a morder por jugar con él de forma incorrecta, puede acabar convirtiendo en un (doloroso) suplicio cualquier momento en el que tengamos que manipularlo.
Ratos de juego, visitas al veterinario, darle una pastilla al gato… en resumen, podrías acabar cogiéndole miedo a tu propio felino. Pero ¡no tires la toalla!
Si, como decíamos, todo esto te suena familiar y tú también sueles salir a la calle con una buena colección de heridas y cicatrices por cortesía de los dientes de tu gato, este artículo es para ti.
Vamos a contarte cuál es el origen de tu problema y después veremos cómo enseñar a un gato a no morder.

¿Por qué mi gato me muerde? Estos son los 5 posibles motivos
Como te decíamos, el primer paso es identificar el motivo por el que tu gato te muerde.
Es importante entender, en general, que todas las conductas del gato tienen algún origen; los felinos, a su manera, nos comunican qué quieren y qué les pasa.
Resignarte a recibir mordiscos porque “este gato es así” no es buena idea. Y tampoco lo es gritar al gato o castigarle físicamente: solo serviría para crearle ansiedad y potenciar su agresividad.
Tu gato no te muerde por diversión: su conducta tiene un motivo. Averiguarlo es fundamental para poder corregirlo.
Hay varias razones por las que un gato puede morder, y este es el momento de comprender por qué lo hace el tuyo.
Después tocará corregirlo con paciencia y muchos refuerzos positivos.

1. Es un gato muy joven o un gato adulto mal socializado
Para los gatos jóvenes, morder es una de las muchas formas que tienen de descubrir el fascinante mundo que les rodea e interactuar con él.
Por eso, al principio los gatitos muerden por todo tipo de motivos: jugar, comunicarse, pedir alimento o atención…
Piensa que los cachorros no saben que sus mordeduras hacen daño, así que, ¿por qué no probar a morder todo lo que se les acerque? ¡Con lo divertido que es!
Pero esa costumbre no dura mucho.

Normalmente los gatitos aprenden a contener sus dientes a través de su relación con su madre y hermanos.
Los demás gatos no tolerarán los mordiscos, y reaccionarán rápidamente con quejas, protestas o defendiéndose.
Los gatitos aprenden a no morder gracias a su madre y sus hermanos. Si son adoptados sin haberlo interiorizado, morderán con frecuencia.
Así, el gatito aprenderá que morder a los demás implica cosas negativas y quedará condicionado en ese sentido de cara a su vida adulta.
El problema, en este caso, es que a menudo se adopta a gatos muy jóvenes que aún no han tenido tiempo de aprender estas normas de buena conducta conviviendo con otros gatos.
Si nadie les corrige ese comportamiento, estos gatos llegarán a adultos sin saber que morder no es una forma aceptable de relacionarse.

2. El gato muerde en defensa propia, por miedo o dolor
Los gatos también pueden morder, igual que arañar, para defenderse de una amenaza.
Reflexiona sobre si tu gato está especialmente estresado o asustado por algún motivo, si le haces daño sin querer o le tratas de alguna forma que le estresa, si se siente acorralado o sin espacio por la presencia de los demás animales de la casa…
Incluso un gato bien equilibrado y socializado puede reaccionar de forma agresiva si llegamos a su límite.
3. El gato muerde para evitar algo que no le gusta
También puede suceder que con frecuencia intentes acariciar o coger en brazos a tu gato de una manera que le genera ansiedad, y en ese caso las mordeduras no serían otra cosa que advertencias.
No obstante, los gatos bien socializados emiten diversas y claras señales de incomodidad antes de llegar a la agresión, así que, si este es el caso de tu felino, es importante que estés atento a sus reacciones: cuerpo retraído, postura defensiva, lomo arqueado, pelo erizado, etc.
Es importante prestar atención a las señales de incomodidad del gato: tal vez muerda porque se siente ansioso, acorralado o asustado.

Otra posibilidad, claro, es que tu gato haya aprendido que un mordisco rápido sirve para evitar situaciones que no le hacen gracia, incluso aunque las hagas por su bien y no sean, en principio, dolorosas.
Por ejemplo, si has intentado limpiarle las orejas al gato o cortarle las uñas y al final lo has dejado correr por haber recibido una mordedura, el mensaje para el gato está muy claro: hay una forma fácil de librarse de eso.

4. Mordiscos por instinto depredador o de dominación
Los gatos han evolucionado para ser eficaces depredadores, no hay duda sobre ello, y aunque sus instintos no les resulten demasiado útiles cuando conviven con humanos, eso no significa que no sigan ahí.
Además, cada felino tiene su carácter particular, y es posible que el tuyo tenga los instintos de caza más despiertos que la media.
Si es así, el movimiento de tus dedos cuando jugáis o incluso cuando haces otras cosas que nada tienen que ver con él -teclear, seguir el ritmo de una canción, mover las manos rápido por cualquier razón- tal vez le resulte irresistible.
Otro instinto que hay que tener en cuenta al pensar en cómo enseñar a un gato a no morder es el de dominación.
Los gatos son depredadores: quizás el movimiento de tus manos y pies le recuerde de forma irresistible a una presa.

Los gatos son animales muy independientes, pero eso no significa que no tengan jerarquías.
Si tu gato tiene un carácter especialmente fuerte, los mordiscos y la agresividad podrían ser su forma de cuestionar tu autoridad.
Los mordiscos y arañazos de un gato con afán de dominación podrían ir acompañados de otros comportamientos negativos, como orinar o defecar fuera del arenero o mostrar tendencias agresivas hacia los demás gatos de la vivienda (si los hay).

5. El gato se muestra anormalmente agresivo por estar enfermo
Por último, un gato que muerda continuamente también podría tener algún problema de salud, ya que hay algunas enfermedades que entre sus síntomas cuentan un aumento de la agresividad: toxoplasmosis, hipertiroidismo, epilepsia, disfunciones cognitivas…
Un aumento repentino e injustificado de la agresividad también puede ser síntoma de que el gato está enfermo.
Podrías sospechar que algo así le sucede a tu gato si su agresividad ha ido en aumento sin motivo aparente, y más aún si además va acompañada de otros síntomas habituales en muchas dolencias felinas, tales como apatía, fiebre, falta de higiene, etc.
Como siempre te recomendamos, deberías consultar con tu veterinario ante la menor sospecha de que tu gato pueda estar enfermo.
Descartar los problemas de salud es doblemente importante en este caso, ya que, si el origen de la agresividad de tu gato es físico, adiestrarlo para no morder no servirá de nada.

Cómo enseñar a un gato a no morder: pautas para cachorros y adultos
Si has concluido que los mordiscos de tu gato no se deben ni a un problema de salud ni a una reacción defensiva ante un manejo inadecuado, llega el momento de tratar de corregir su comportamiento.
Para ello, te sugerimos seguir estas cuatro pautas que, combinadas, conseguirán mitigar poco a poco la tendencia a morder de tu gato:

No utilices ni las manos ni los pies para jugar con el gato
Si normalmente tu gato te muerde fuerte jugando, lo primero que debe aprender es que tus manos y pies no son ni juguetes ni objetivos para sus instintos.
Por lo tanto, tanto tú como las demás personas de la casa tenéis que evitar ofrecerle al gato manos, pies y dedos con gestos y movimientos que le hagan pensar que puede jugar con ellos o cazarlos.
Todos los miembros de la familia debéis esforzaros por jugar con el gato de la misma forma. Si no, le enviaréis señales confusas y se ralentizará su aprendizaje.
Es muy importante que os resistáis a la tentación de jugar con él de esa forma, ya que de lo contrario estaríais enviándole señales confusas y, como consecuencia, alimentando el problema.

Desvía su atención hacia sus juguetes favoritos
Pero claro: tu gato no va a parar de morder tus manos de la noche a la mañana solo porque dejes de ofrecérselas.
Cuando lo intente debes desviar su atención hacia sus juguetes para gatos favoritos.
Siempre que le veas excitado o que muestre intención de morder, ofrécele algún juguete que le guste especialmente y que sea cuanto más llamativo, mejor.

Los juguetes con sonidos, colores y movimientos, que sean interactivos y presenten algún reto para él, son la opción perfecta.
El readiestramiento de tu gato empezará con esos juguetes, ya que verá que con ellos puede descargar sus instintos sin problema.
Para reforzar esa idea, asegúrate de recompensarle y felicitarle con entusiasmo durante esos ratos de juego.
Dale a tu gato juguetes llamativos e interactivos y prémiale cuando descargue en ellos su impulso de morder.

Rechaza correctamente al gato cuando te muerda
Al mismo tiempo que le muestras a tu gato lo que puede morder, tendrás que enseñarle también lo que no.
No basta solo con no mostrarle tus manos y pies para que los cace o juegue con ellos. También hay que lograr que entienda que morderlos es negativo.
Para ello, la próxima vez que tu tu gato te muerda sigue estos pasos:
- Antes de nada, y aunque sea contraintuitivo: NO retires la mano con rapidez ni te eches hacia atrás. Eso solo lo convertirá en un juego y estimulará que el gato intente repetirlo.

Si quitas la mano con rapidez, el gato puede tomárselo como un nuevo juego. Cuando te muerda, mantente firme y retírale a él.
- Di en voz alta y con firmeza “no” y empuja al gato hasta que se vea obligado a soltarte. En ese momento, el juego habrá terminado.
- Si lo prefieres, puedes utilizar un silbato o emitir un sonido agudo cuando el gato te muerda. Ten en cuenta que no se trata de repetir “no” una y otra vez, ni de ponerte a gritar como un loco, sino de utilizar un sonido claro y llamativo de forma estratégica para descolocar al gato y que entienda que ha hecho algo negativo.
- Si el gato insiste, cógelo por la piel del cuello, como haría una madre con su cachorro, y deposítalo en el suelo. Mantenlo quieto en esa posición durante unos segundos -con firmeza, pero con cuidado, procurando no hacerle ningún daño- y luego libéralo. Otro truco útil es privarlo de tu compañía durante unos minutos, como te explicamos en nuestra guía sobre cómo castigar a un gato cuando se porta mal.

Como ves, se trata de hacer que el gato aprenda cuándo puede morder y cuándo no como debería haberlo aprendido cuando era pequeño.
Recuerda: nunca grites al gato sin sentido, ni mucho menos recurras a los castigos físicos.
Este tipo de reacciones solo lo excitarían y desestabilizarían, e incluso podrían aumentar su agresividad.
Nunca recurras a los castigos físicos. Solo servirían para crearle ansiedad al gato y podrían aumentar su agresividad.
Refuerza continuamente de forma positiva el juego tranquilo y los mordiscos suaves
Siempre que tu gato consiga jugar contigo con suavidad, sin morder o haciéndolo con cuidado, recompénsale con sus chucherías favoritas, acaríciale y felicítale efusivamente.
Si en algún momento se pasa, recurre de nuevo a la técnica que te hemos explicado en el punto anterior.

Y no temas: los gatos son animales muy astutos.
Puede costarle más o menos tiempo, pero tu felino acabará comprendiendo que los mordiscos solo le traen cosas malas -las personas le gritan, el juego se termina-, mientras que portarse con suavidad implica golosinas y caricias.
Si no ves claro cómo enseñar a un gato a no morder, recuerda…
Los gatos, como los perros, son muy vulnerables al condicionamiento y responden bien al adiestramiento, por lo que no tardarás en ver resultados.
En cualquier caso, no te desesperes ni pierdas la paciencia. Al fin y al cabo, le estás pidiendo a tu gato que haga algo muy diferente de lo que sus instintos le piden, así que procura tratarle siempre con cariño y amabilidad.
Corregir una conducta no sirve de nada si no le indicas al animal cuál es la alternativa que esperas.
En general, a la hora de modificar una conducta, tanto si se trata de enseñar a un gato a no morder como si quieres que deje de maullar durante toda la noche o cualquier otra cosa, ten siempre en cuenta que sirve de poco censurar un comportamiento del animal si no te esfuerzas, al mismo tiempo, por indicarle cuál es la alternativa correcta.
Y ahora, ¡manos a la obra!