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¿Qué hacer cuando mi perro me gruñe?
Cuando mi perro me gruñe, ¿es porque le he hecho daño? ¿Algo le ha molestado? ¿Quizás tiene un problema de conducta? Son preguntas muy habituales entre los dueños de perros porque prácticamente todos los peludos gruñen en algún momento o en ciertas situaciones… y los gruñidos suelen dejarnos un poco preocupados.
El gruñido de un perro no es otra cosa que una forma de comunicación y, como vamos a ver enseguida, no debemos interpretarlo necesariamente como algo negativo. Al gruñir, los perros indican que algo no les gusta, es cierto, pero no por eso debes pensar que tu mejor amigo tiene un problema o que ya no te ve de la misma forma.
En este artículo vamos a ayudarte a entender qué puede significar el gruñido de un perro y cómo deberías actuar en cada situación. Si quieres conocer mejor a tu perro y aprender más sobre su forma de comunicarse, sigue leyendo.

¿Qué significa el gruñido de los perros?
El gruñido de un perro es uno de los métodos de comunicación con las que cuentan estos animales. Por lo general (pero no siempre, como veremos enseguida) el gruñido suele ser sinónimo de desagrado, pero no por ello tienes que verlo como algo negativo: es simplemente tu perro tratando de decirte que algo no le gusta. Puedes interpretarlo como un “¡Para ya!”.
Así pues, aunque es natural que te extrañe o sobresalte recibir un gruñido de tu perro, mantén la calma: no tiene por qué significar que al perro le pase algo malo o que tenga un problema de comportamiento.
De hecho, tu perro te gruñe para avisar de que algo no le gusta precisamente porque no quiere morderte. Si ignorases un gruñido de advertencia y siguieras haciendo eso que tu perro rechaza, lo más probable es que sí recibieras un mordisco.
No hay que tomarse el gruñido de los perros como algo necesariamente negativo. Es solo la forma que tiene el perro de indicarnos que algo no les gusta. En ocasiones incluso puede significar placer o diversión.

Enseguida hablaremos con más detalle sobre qué debes hacer cuando tu perro te gruñe, pero antes de llegar a eso hay una serie de pautas para enfrentarte a los gruñidos de advertencia que es importante que tengas claras. Son las siguientes:
- No le regañes ni castigues. Si tu perro entiende que los gruñidos son algo que no debe hacer, la próxima vez que se sienta incómodo podría morder directamente, sin avisar. Además, reprimir una de sus formas de comunicarse podría generarle ansiedad.
- Utiliza el refuerzo positivo si la situación lo permite.
- No intentes tocarlo. Ten paciencia y estudia el contexto: el perro podría interpretar la caricia como una agresión o una invasión de su espacio.
- Observa el lenguaje corporal del perro para tratar de entender qué significa el gruñido.
- Relájate, muévete con lentitud y trata de comunicar tranquilidad con tu lenguaje corporal y tu voz.

Por qué mi perro me gruñe: las 6 situaciones en las que suele suceder
Veamos a continuación cuáles son las situaciones en las que con más frecuencia pueden llegar a gruñir los perros y qué deberías hacer en cada caso.
En el caso de los gruñidos de advertencia, ten presentes siempre los consejos del apartado anterior: permanece tranquilo, estudia la situación y nunca castigues ni regañes al perro.

El perro gruñe cuando está jugando o feliz
Ya decíamos antes que no todos los gruñidos de los peludos son negativos. Más allá de los gruñidos de advertencia, los perros también gruñen cuando están jugando con mucha excitación e incluso cuando sienten placer (al recibir caricias o cuando les rascas, por ejemplo).
La clave para diferenciar un gruñido de advertencia de uno de juego o placer es, como decíamos antes, observar el contexto y particularmente el lenguaje corporal del perro. Si la actitud del animal es alegre, combina los gruñidos con ladridos y adopta posturas típicas de situaciones de juego, no habrá nada de lo que preocuparse.
Los gruñidos de advertencia, por el contrario, suelen venir acompañados de una clara tensión corporal y otros indicios como mostrar los dientes, erizar el pelo (igual que se erizan los gatos) o adoptar señales de apaciguamiento (apartar la mirada, lamerse los labios, etc.).
La clave para diferenciar un gruñido de advertencia de uno de felicidad o diversión está en el contexto y el lenguaje corporal del perro. Fíjate bien en cuál es su actitud.

Mi perro me gruñe cuando lo acaricio
Cuando un perro gruñe al ser acariciado normalmente hay tres posibles motivos:
- Puede que el perro sufra algún problema de salud y le estés haciendo daño al tocarle. Por ejemplo, un perro con sarna puede gruñir si le acaricias sin querer en una zona del cuerpo con heridas.
- Tal vez estés tocando al perro de una forma que no le agrada; al fin y al cabo, cada perro es un mundo y puede tener sus propios gustos y manías. Trata de ver si tu perro gruñe solo cuando lo acaricias en alguna zona concreta o, por ejemplo, siempre que intentas cogerle en brazos. Si es así, ya tienes la respuesta: respeta sus límites y relaciónate con él de formas que sea aceptables para ambos (consulta nuestra guía sobre cómo acariciar a un perro si necesitas ayuda).
- También puede ser un problema de miedo o falta de confianza. Quizás sea un perro recién adoptado que haya pasado por malas experiencias o te haya cogido miedo por algún motivo (por ejemplo, por haber empleado el castigo físico con él). De nuevo, no le fuerzas: procura ganarte su confianza poco a poco empleando el refuerzo positivo y, si es necesario, con ayuda de un adiestrador.

Mi perro me gruñe cuando toco su comida
Es una situación que pueden reconocer muchos dueños de canes: me acerco al comedero y… mi perro me gruñe cuando intento tocar o manipular su comida. ¿A qué se debe?
Se trata de un comportamiento instintivo relacionado con la protección de recursos: el perro se muestra especialmente celoso a la hora de proteger su alimento, un recurso fundamental, por una pura cuestión de supervivencia. Dicho de otra forma, el perro gruñe porque tiene miedo de que le quites la comida.
Si tu perro te gruñe cuando te acercas a su comedero, es un problema de protección de recursos: le da miedo que le quites la comida, que es un recurso fundamental para él.

Una vez más, la solución no es reñir ni castigar al perro, sino hacerle ver que eres tú quien le suministra la comida, por lo que no hay ningún riesgo de que se la quites. Para ello, te recomendamos seguir estos pasos:
- Empieza ofreciéndole comida especialmente sabrosa desde tu propia mano durante varios días, siempre fuera del lugar y el horario en los que suele comer.
- El siguiente paso es poner comida en su plato (él debe ver cómo lo haces) y ofrecérsela. Cuando el perro esté comiendo, acércate con otro tipo de comida aún más sabroso, déjaselo al lado y retírate.
- Poco a poco tu perro irá asociando tus acercamientos al plato con un estímulo positivo. Pasado un tiempo, prueba a acercarte sin dejarle nada al lado.
En cualquier caso, si tu perro es más celoso que la media con su comida procura que nadie lo moleste en esos momentos si no es necesario. En cualquier caso, te recomendamos repetir de vez en cuando el paso dos (llevarle un premio mientras come) para reforzar en su mente la idea de que no hay nada de malo en que te acerques a su plato.

Mi perro me gruñe cuando tiene algo en la boca
Si tu perro te gruñe cuando intentas cogerle algo de la boca (un juguete, un palo…), se trata de nuevo de un problema de protección de recursos. Cuidado: si insistes en quitarle lo que lleve en la boca pese a sus gruñidos, el perro podría morderte.
La mejor forma de conseguir que un perro aprenda a soltar algo que lleva en la boca (lo que va en contra de su instinto: incluso un perro que no gruña tenderá a resistirse si tiramos de lo que lleve) es utilizar, como siempre decimos, el condicionamiento positivo. En otras palabras: debes enseñarle que cuando suelta lo que lleva en la boca, suceden cosas buenas.
Para ello, ofrécele sus golosinas favoritas y trabaja con una palabra de mando como, por ejemplo, “suelta”. El perro acabará asociando la orden con el estímulo positivo de la chuchería y estará más dispuesto a dejar lo que lleve en la boca.

Mi perro gruñe cuando toco su cama o lo intento mover
Si tu perro te gruñe cuando intentas tocar o mover su cama, o moverlo a él del sofá, por ejemplo, puede que sea otro caso de protección de recursos (el perro ve la cama o el sofá como su guarida), la exhibición de una actitud dominante o una combinación de ambas.
El adiestramiento en positivo será, como en el caso anterior, la mejor forma de afrontar este problema: deberás enseñarle a tu perro una palabra de mando (“vete” o “baja”) acompañada de deliciosas chucherías para que aprenda a bajarse por sí solo del sofá o tu cama.
Si tu perro no te deja acercarte a su cama o moverlo del sofá, puede ser también por protección de recursos o por tener una conducta dominante. No dudes en recurrir a un adiestrador si lo necesitas.

Si el problema es que el perro no te deja tocar su cama, puedes utilizar el mismo truco que te hemos explicado a hablar de los perros que gruñen cuando alguien toca su comida: acércate con sus golosinas favoritas hasta que de forma progresiva vaya comprendiendo que no eres ninguna amenaza para su pequeño rincón.
En cualquier caso, si no tienes claro cómo afrontar el problema, no dudes en acudir a un especialista en comportamiento canino para que te asesore sobre las reacciones de tu perro y te indique qué errores cometes y cómo subsanarlos.

Mi perro me gruñe cuando lo despierto
Tu perro también puede gruñir si le sobresaltas, y en especial si lo despiertas de golpe cuando está durmiendo profundamente. Por dócil que sea tu perro, es algo que deberías evitar: a ellos, como a nosotros, los sustos en medio del sueño no les sientan nada bien.
Déjalo descansar todo lo que necesite y, si necesitas despertarlo por el motivo que sea, acércate a él de forma que te escuche y vea antes de tocarlo.