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Curiosidades sobre los conejos: 10 cosas que seguramente no sabías sobre estos animales
Si te gusta conocer curiosidades sobre los conejos y los animales en general, estás en el lugar adecuado: en este artículo vamos a darte 10 datos interesantes y quizás desconocidos sobre estos pequeños animales peludos que van a hacer que te encanten incluso más.
Y es que los conejos, que son uno de los animales de compañía más populares hoy en día, pueden ser tan interesantes como los perros o los gatos. No solo destacan por lo fácil que es cuidarlos y su carácter sociable y cariñoso, sino también por sus curiosas características físicas y las grandes diferencias que hay entre razas e incluso entre ejemplares concretos.
Los conejos, en definitiva, pueden ser animales realmente fascinantes. Y estamos convencidos de que estos 10 datos curiosos que te vamos a contar sobre ellos lo demuestran 😉 ¡Vamos allá!

1. No son roedores, sino lagomorfos
La primera de las curiosidades sobre los conejos que queremos contarte a menudo deja descolocadas a muchas personas: a diferencia de lo que se suele creer, los conejos no son roedores, sino lagomorfos.
Es una confusión comprensible, porque los conejos han estado incorrectamente catalogados como roedores casi hasta los finales del siglo XX. Pero existen 4 diferencias significativas entre estas dos órdenes de animales:
- Los lagomorfos tienen 6 incisivos (cuatro arriba y dos abajo), mientras que los roedores, como los hámsters o las chinchillas, solo tienen 4 (dos arriba y dos abajo).
- Las extremidades de los lagomorfos están cubiertas de pelo. Los roedores, por su parte, a veces tienen las patas y las orejas desnudas.
- Los lagomorfos poseen grandes orejas que les sirven para regular su temperatura corporal. Los roedores tienen orejas pequeñas y redondeadas.
- También hay diferencias en la alimentación: los lagomorfos son herbívoros estrictos (te lo contamos en nuestro artículo sobre qué comen los conejos), mientras que los roedores pueden ser omnívoros.
Por su estructura ósea y ciertas características anatómicas (músculos, vísceras, etc.), los lagomorfos realmente se parecen más a los artiodáctilos que a los roedores. Es decir, puede que tu conejo tenga más en común con una cabra que con un hámster. Sorprendente, ¿no crees?
Los roedores no son roedores, sino lagomorfos. Hay importantes diferencias entre estas dos familias de animales, pero los conejos han estado mal clasificados hasta finales del siglo XX.

2. Se comen sus propias heces (y es bueno para ellos)
Si convives con un conejo, es probable que esto te suene: los conejos tienen la costumbre de comerse sus propios excrementos… y, ¿sabes lo más curioso? Si no lo hicieran, podrían desarrollar problemas de salud.
Esta práctica se conoce como cecotrofia, y lejos de ser un comportamiento aberrante o que haya que corregir, es una forma de aprovechar mejor los alimentos y potenciar la obtención de nutrientes.
Si observas con atención comprobarás que tu conejo no se come todas sus heces, sino solo las que produce durante la noche, que son diferentes de las diurnas: más blandas, recubiertas de una sustancia mucosa y a menudo agrupadas en racimos. A esas heces, precisamente, se las llama cecotropos.
La ingesta de los cecotropos, que en ningún caso debe confundirse con la coprofagia, permite que el conejo recupere vitaminas, ácidos grasos, bacterias beneficiosas, etc. Puede considerarse una segunda digestión; de hecho, otro nombre que recibe la cecotrofia es pseudorrumia.

3. Ronronean como los gatos…
Sí, los conejos pueden ronronear, igual que los gatos. Bueno, no es exactamente igual: mientras que el ronroneo de los gatos tiene un origen poco claro y diversos significados posibles (te lo contamos en nuestro artículo sobre por qué ronronean los gatos), el de los conejos es menos misterioso.
Los conejos “ronronean” frotando con suavidad los dientes, como si estuvieran rechinándolos con calma, y ese sonido tiene un significado muy claro: indica que el conejo está a gusto y relajado. De entre todas las curiosidades sobre los conejos, esta es sin duda una de las que más nos gustan.

4. … y dan saltitos de felicidad
¿Tu conejo suele tener estallidos repentinos de actividad durante los que se pone a saltar y dar extraños giros en el aire? Si es así, significa que lo estás haciendo muy bien: se trata de un movimiento muy característico de estos animales que se conoce como binky y es una forma de expresar felicidad.
Los binkies en ocasiones son tan exagerados que el conejo puede darse la vuelta en el aire completamente. Además, a menudo van acompañados de carreras locas por toda la habitación. ¡Es una gozada verlos!
Los conejos a menudo expresan su felicidad con carreras locas repentinas y unos curiosos saltos con giros en el aire que se llaman «binkies».
Por cierto: los binkies no son solo cosa de los conejos domésticos, ya que también se ha visto a los silvestres haciendo este divertido movimiento. Sin embargo, es mucho menos habitual en estos últimos, probablemente porque viviendo en la naturaleza no se sienten seguros y relajados tan a menudo como los conejos caseros.

5. Sus dientes nunca paran de crecer
Los dientes del conejo siguen creciendo durante toda su vida, a un ritmo aproximado de un centímetro al mes. En la naturaleza estos animales pasan gran parte de su tiempo royendo cortezas, plantas y otros materiales, lo que provoca un gran desgaste en su dentadura; así pues, el crecimiento continuo de los dientes es fundamental para que el conejo pueda seguir alimentándose.
En un entorno doméstico, donde el conejo no tiene tanto “trabajo”, el sobrecrecimiento de los dientes puede provocar todo tipo de problemas bucales, por lo que en las jaulas para conejos no deben faltar los juguetes y accesorios para morder.

6. Nada escapa a su visión
No decimos esto porque tengan una vista particularmente aguda, sino por el enorme campo de visión que abarcan: los conejos poseen una visión binocular con un rango de casi 360 grados. En comparación, los humanos nos quedamos un poco cortos: solo llegamos a los 180 grados.
El motivo es la ubicación de los ojos de los conejos que, como sucede en muchos otros animales de presa, están situados en los laterales de la cabeza, para así detectar con mayor facilidad los depredadores que puedan estar acechándoles.
La visión de los conejos no es muy aguda, pero sí amplia: abarca casi 360 grados. En la naturaleza esto les ayuda a detectar a tiempo a los depredadores .

Hay que pensar que los conejos no tienen ningún medio de defensa salvo su velocidad. Por lo tanto, su supervivencia en la naturaleza depende totalmente de que sean capaces de localizar a tiempo las amenazas para escapar de ellas.
En este aspecto los conejos son totalmente diferentes de gatos y perros, ambas especies depredadoras (y de cuya visión, también muy interesante, te hablamos en los artículos cómo ven los perros y cómo ven los gatos).

7. Son muy inteligentes
Esta es otra de las curiosidades sobre los conejos que más sorprenden a las personas que no han tenido trato con estos animales: su nivel de inteligencia no tiene nada que envidiar al de los gatos e incluso al de muchos perros.
De hecho, los conejos crean lazos sociales entre ellos y con las personas y son perfectamente capaces de aprender y recordar todo tipo de órdenes y trucos (hacer sus necesidades en el arenero, responder a su nombre, recorrer circuitos, ponerse a dos patas, etc.).
Por eso, adoptar un conejo implica comprometerse a mucho más que a tenerlo dormitando en una jaula todo el día: son animales que necesitan tener su espacio, sí, pero también estimulación mental, juegos y compañía.

8. Se reproducen con (mucha) rapidez
Seguramente conocerás la expresión “reproducirse como conejos”, que hace referencia a lo prolífica que es esta especie. Pues bien, no es un mito: los conejos son, en efecto, capaces de reproducirse a gran velocidad debido a la combinación de varias características.
En primer lugar, los machos son sexualmente activos durante todo el año y la ovulación de las hembras puede desencadenarse con la propia monta también en cualquier momento. Además, las hembras vuelven a estar sexualmente activas y receptivas nada más parir. Las cópulas son muy rápidas y pueden repetirse cada pocos minutos.
Los conejos se reproducen a gran velocidad. En Australia, donde no existían hasta la llegada de los europeos, 24 conejos se convirtieron en 10 millones en tan solo 70 años.

En segundo lugar, hay que considerar que los conejos alcanzan la madurez sexual hacia los 4 meses de edad y pueden vivir entre 8 y 10 años. La preñez dura solo un mes, tras el que la hembra dará a luz hasta 5 gazapos (que es el nombre que reciben las crías de conejo, como veremos en el siguiente apartado).
El enorme potencial reproductivo de los conejos los ha llevado incluso a ser considerados una plaga en países como Australia: a partir de solo 24 ejemplares, la especie colonizó todo el país con un ritmo de expansión de 100 kilómetros por año. En solo 70 años, los 24 conejos iniciales se convirtieron en 10 millones.
Esterilizar a tu conejo es, como imaginarás, la mejor forma de evitar las preñeces no deseadas y todos los problemas que derivan de ellas.

9. Un gazapo no es solo una metedura de pata
Otra de las curiosidades sobre los conejos que queremos contarte hace referencia a las crías: ¿sabías que reciben el nombre de gazapos? Sí, como los errores de las películas o los libros.
Pero esto no significa que los gazapos sean considerados errores, tranquilo. Realmente son dos palabras que han acabado escribiéndose igual, por así decirlo, sin tener ninguna relación.
En el sentido de error o metedura de pata, gazapo es una deformación de la palabra gazapatón, que tenía el mismo significado y proviene del griego. Pero se cree que el uso de la palabra gazapo para referirse a las crías de conejo está relacionada con el latín captiare, que significa cazar o capturar. Tal vez podría hacer referencia a la facilidad con la que se caza a los conejos jóvenes e inexpertos.

10. Los conejos no pueden vomitar
Acabamos este artículo de curiosidades sobre los conejos mencionando una de sus características más peculiares, que comparten solo unos pocos mamíferos: son físicamente incapaces de vomitar.
El “culpable” es el esfínter esofágico, es decir, la válvula que separa el esófago del estómago. Esta parte del cuerpo del conejo es particularmente fuerte, lo que hace que el animal sea incapaz de vomitar e incluso de eructar. Todo lo que el conejo necesite evacuar (gases incluidos) solo puede salir por el recto.
Así pues, si en algún momento tu conejo expulsa por la boca algo que pueda parecer vómito, será siempre comida a medio masticar o alguna otra cosa que haya ingerido por error, pero nada que haya bajado hasta el estómago.
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