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¿Alguna vez te has preguntado si los perros tienen ombligo?
¿Los perros tienen ombligo? Parece una pregunta sencilla, pero muchas personas se quedan dudando cuando se la formulan… y, si has llegado hasta aquí, es probable que tú tampoco lo tengas claro. Porque deberían tenerlo, ¿no? ¿O quizás son diferentes de nosotros en este aspecto?
De hecho, ¿qué animales tienen ombligo? ¿Lo tienen todos? Para las personas que no tengan demasiada experiencia con animales puede no ser sencillo responder a este tipo de preguntas.
En este artículo vamos a ayudarte a descubrir por fin si los perros tienen ombligo o no. Y, de paso, te contaremos qué es exactamente esa parte de la anatomía y si los demás animales del mundo la comparten con nosotros… o no 😉. Sigue leyendo para aprender algo nuevo sobre tu amigo peludo.

¿Qué es realmente el ombligo?
Como su propio nombre sugiere, el ombligo está relacionado con el cordón umbilical. Este cordón es en realidad un conducto que conecta al embrión con la placenta que lo envuelve y sirve para que el ser que se está desarrollando reciba oxígeno y nutrientes de su madre. También permite que el embrión evacúe sus desechos hacia el cuerpo de la madre.
Tras el nacimiento, el cordón umbilical se marchita en pocos días y termina cayéndose. El ombligo es lo que queda de él: una cicatriz que indica el lugar en el que el cordón estaba insertado.
El ombligo es la cicatriz que queda tras la caída del cordón umbilical, un conducto que conecta al feto con el cuerpo de su madre para recibir nutrientes y oxígeno.

¿Qué animales tienen ombligo?
Entender qué es el ombligo ya nos hace suponer que no puede ser patrimonio exclusivo de los humanos. No es la característica que más abunda en el mundo animal, pero, incluso así, muchos animales la comparten. En concreto, todos los mamíferos vivíparos placentarios tienen ombligo.
Es decir, es una característica propia de los animales cuya gestación transcurre en el interior del vientre de su madre, de la que recibe, como acabamos de explicar, nutrientes y oxígeno.

Prácticamente todos los mamíferos tienen ombligo, con solo dos excepciones: los monotremas (ornitorrincos y equidnas, que son los únicos mamíferos que nacen de huevos) y los marsupiales. Estos últimos sí tienen cordón umbilical, pero se les cae cuando aún están dentro del marsupio de la madre.
Hay que señalar que la cicatriz resultante de la caída del cordón umbilical suele ser muy pequeña en muchos animales. Este hecho, unido a que muchos tienen el cuerpo cubierto de pelo, puede hacer que sea muy difícil encontrarlo.

¿Los perros tienen ombligo?
Ahora es el momento de responder a la pregunta con la que hemos comenzado el artículo: ¿los perros tienen ombligo o son una excepción?
La respuesta es que sí, los perros tienen ombligo. Nuestros mejores amigos son mamíferos vivíparos placentarios, lo que, como hemos visto, significa que se desarrollan de forma similar a los humanos: los cachorros crecen dentro del vientre de su madre y reciben de ella nutrientes y oxígeno por vía del cordón umbilical.
Tras el parto, la madre no solo se encarga de limpiar a los cachorros, sino que también corta con delicadeza el cordón umbilical (y con frecuencia se lo come) utilizando los dientes y lame el ombligo para que cicatrice. Si queda algún trocito de cordón umbilical, se marchitará y caerá en pocos días.
Sí, los perros tienen ombligo. Al nacer, la madre corta el cordón umbilical y lame el ombligo para que cicatrice. La cicatriz resultante es muy pequeña.

Hay casos en los que pueden surgir problemas relacionados con el ombligo en esta primera etapa de la vida del cachorro. Por ejemplo, algunas madres cortan el cordón demasiado cerca del vientre del cachorro y le provocan una herida. También hay perras que lamen el ombligo más de lo que deberían, de forma obsesiva, lo que, de nuevo, puede causarle heridas al cachorro.
Si tras el parto de tu perra te encuentras con alguna de estas situaciones, será fundamental que lleves a tu cachorro al veterinario lo antes posible: en ese momento, recién nacidos, los perros son extremadamente vulnerables.

¿Dónde tienen el ombligo los perros y cómo es?
Es posible que te estés preguntando lo siguiente: si los perros tienen ombligo, ¿por qué no consigues encontrárselo al tuyo?
Esta dificultad para verle el ombligo a un perro está relacionada con lo que te decíamos en el apartado anterior: en los perros, como en muchos otros animales, la cicatriz resultante de la caída del cordón umbilical es muy pequeña. Piensa que los cachorros son mucho más pequeños que un bebé humano, por lo que su cordón umbilical también es más pequeño y estrecho.
Además, la cicatrización de la piel es muy rápida y, por si esto fuera poco, el cuerpo del perro tiene un denso abrigo natural. Así pues, el ombligo de los perros no es sino una diminuta marca rosada totalmente cubierta de pelo.

Durante los primeros días de vida del animal, no obstante, el ombligo sí es fácilmente localizable: se trata de un pequeño bultito de color rosa situado en la parte inferior de la tripa.
Cuando el perro es adulto el ombligo es muy difícil de encontrar. Si apartas el pelo y buscas a conciencia quizás puedas localizarlo como una mínima hendidura o una protuberancia apenas perceptible en la zona del vientre.
En los perros adultos el ombligo puede ser muy difícil de localizar: es una mínima hendidura o protuberancia totalmente recubierta de pelo.

Cuando el ombligo es un problema: la hernia umbilical en perros
Ahora que ya sabes que los perros tienen ombligo y cómo puede localizarse, hay que mencionar, para concluir, que a veces un ombligo excesivamente marcado en los cachorros puede ser indicio de que existe un problema: la hernia umbilical.
La hernia umbilical aparece durante los primeros días de vida del perro como un bulto duro y de tamaño variable (aunque claramente perceptible) situado en el vientre. Se trata de un problema congénito que se produce cuando la cavidad del cordón umbilical no se cierra completamente y por ella se introduce grasa o tejido del cuerpo del perro.
Cuando las hernias son pequeñas no es raro que el cuerpo las acabe absorbiendo a medida que el animal crece, pero no siempre pasa esto. Si la hernia persiste, puede ser necesario eliminarla mediante una intervención quirúrgica.