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Te contamos las más increíbles curiosidades de los pulpos, ¡te van a encantar!
¿Te gustaría conocer más a fondo al pulpo, uno de los animales más interesantes de los mares? Si es así, estás en el lugar adecuado: en este artículo vamos a contarte nada menos que 20 curiosidades de los pulpos, todas ellas certificadas por los estudios científicos que a lo largo de las últimas décadas se han realizado sobre estos animales.
Porque sí, si los pulpos te parecen fascinantes, has de saber que no eres el único. La gran inteligencia de estas criaturas, unida a su amplia colección de complejas y extrañas características físicas, ha llevado a algunos a describirlas como lo más parecido a una especie extraterrestre que nunca veremos en nuestro mundo.
Sin más dilación, vamos allá con esos 20 datos sobre los pulpos que te van a dejar con la boca abierta:

1. ¿Sabes cuántos corazones tiene un pulpo? Sí: corazones, en plural
La primera de las curiosidades de los pulpos que queremos contarte ya es sorprendente: no poseen un solo corazón, sino tres. ¿Quieres saber por qué?
La respiración de los pulpos -es decir, la adquisición de oxígeno- se realiza principalmente a través de las branquias. Uno de los corazones, el principal, reparte la sangre cargada de oxígeno por todo el cuerpo del animal. Los dos corazones secundarios, por su parte, bombean la sangre de vuelta a cada una de las dos branquias para que vuelva a oxigenarse.
2. Tienen la sangre de color azul
Sí, los pulpos tienen la sangre de color azul… literalmente, no es que pertenezcan a la realeza 😉.
El motivo es que la sangre de los pulpos no utiliza hemoglobina para transportar el oxígeno, como la nuestra, sino hemocianina. La hemoglobina le da a nuestra sangre su característico color rojo, mientras que la hemocianina, rica en cobre, es azul.
Esta adaptación es lo que permite a los pulpos sobrevivir y respirar en aguas frías, un entorno en el que la hemocianina transporta el oxígeno con mayor eficiencia.
Los pulpos poseen tres corazones y su sangre es de color azul. Están adaptados para respirar principalmente a través de las branquias y vivir en aguas muy frías.

3. Expulsan tinta para defenderse
Si es necesario, muchas especies de pulpos (no todas) pueden expulsar un chorro de tinta para cegar a su agresor y escabullirse.
La tinta se produce y almacena en un saco situado cerca del sistema digestivo del animal. Cuando el pulpo quiere usarla, la tinta se combina con una sustancia mucosa y es expulsada por el sifón, lo que crea una nube espesa y oscura.
La tinta del pulpo es rica en melanina, lo que le da su característico color negro.
4. Son maestros del camuflaje
Una de las curiosidades sobre los pulpos más interesantes es que se cuentan entre los mejores artistas del camuflaje del mundo animal.
Pueden cambiar no solo el color, sino también la textura, la opacidad y la reflectividad de su piel para adaptarse al entorno y así emboscar a una presa o despistar a un depredador. En ocasiones los cambios de color también se utilizan para comunicarse con otros pulpos. Unas pocas especies, como el pulpo de ventosas luminosas (Stauroteuthis syrtensis) incluso poseen bioluminiscencia.
Generalmente los pulpos que viven en aguas poco profundas tienen habilidades de camuflaje más desarrolladas que los de entornos oscuros.
Muchas especies de pulpo pueden cambiar el color, la textura y la opacidad de su piel para camuflarse y comunicarse. También hay especies que tienen bioluminiscencia.

5. Se cree que son uno de los animales más inteligentes que existen
Solemos asociar la inteligencia a especies como los delfines o los primates, que quizás nos resultan más cercanas o accesibles, pero lo cierto es que el comportamiento de los pulpos revela que también poseen una inteligencia formidable.
Las investigaciones que se han realizado con ellos han revelado que poseen muy buena memoria, capacidad de orientación y aprendizaje. Pueden generalizar, tomar decisiones diferentes en función el contexto en el que se encuentren y resolver problemas observando a sus congéneres.
Las sorprendentes capacidades de estos octópodos se explican bien en el documental “Lo que el pulpo me enseñó”, que cuenta la sorprendente relación de amistad entre el buceador sudafricano Craig Foster y un pulpo hembra.

6. Son uno de los animales con conciencia de sí mismos
La Declaración de la Conciencia de Cambridge, firmada en 2010 por un grupo de neurocientíficos, incluye a los pulpos entre los animales que tienen conciencia de sí mismos. Es un grupo en el que también están los grandes simios, los delfines, los elefantes y el ser humano.
Por la anatomía y forma de funcionamiento de su cerebro, se cree que los pulpos son capaces de experimentar un amplio abanico de estados emocionales, desde la diversión hasta la depresión o el trauma.
En definitiva, no solo son criaturas inteligentes, sino también sensibles.
Los pulpos son animales de cerebros complejos y se considera que son conscientes de sí mismos y capaces de vivir todo tipo de estados emocionales, desde la diversión hasta la tristeza.
7. Pueden ser adiestrados…
Muchas investigaciones han demostrado que los pulpos pueden ser adiestrados para realizar ciertas tareas y superar pruebas de todo tipo.
Esto resulta especialmente sorprendente teniendo en cuenta que, a pesar de su inteligencia natural, son animales solitarios y que los pulpos jóvenes no reciben ningún tipo de lección por parte de sus padres (a los que ni siquiera llegan a conocer). Es decir, el aprendizaje no está en su naturaleza, pero son capaces de hacerlo.

8. … pero son muy traviesos y juguetones
Una de las curiosidades de los pulpos que más divertidas nos parecen es que, pese a ser tan inteligentes (o quizás sea precisamente por ese motivo), no siempre están dispuestos a colaborar. De hecho, están muy familiarizados con el concepto de juego y a veces es eso lo que prefieren.
Tanto en entornos de investigación como en acuarios y zoológicos, no es raro que haya pulpos que “se porten mal” y se entretengan fastidiando a sus cuidadores de diversas maneras.
Por ejemplo, se han registrado casos de pulpos que arrojan chorros de agua a quienes pasan cerca de ellos y pulpos que aprenden a apagar o romper bombillas, también echándoles agua. Otros rompen los materiales de investigación, se escapan, roban comida y un largo etcétera.

9. “Piensan” con los brazos además de con el cerebro
El cerebro del pulpo está muy desarrollado y, lo que resulta más increíble, está descentralizado.
Por ejemplo, el pulpo común (Octopus vulgaris) tiene alrededor de 500 millones de neuronas (igual que los perros y más del doble que los gatos), dos terceras partes de la cuales están en sus brazos.
Gracias a eso, los brazos pueden llevar a cabo todo tipo de acciones reflejas incluso cuando están desconectados del cerebro. Además, esta distribución neuronal permite al pulpo realizar de forma consciente más de una tarea al mismo tiempo: por ejemplo, abrir una concha y al mismo tiempo examinar una oquedad cercana.
Cabe mencionar, por cierto, que los brazos de los pulpos pueden parecer blandos y delicados, pero nada más lejos de la realidad: cuentan con una musculatura muy fuerte.
Otro detalle interesante es que, aunque coloquialmente solemos llamarlos “tentáculos”, su nombre correcto es brazos. Los tentáculos son apéndices que tienen ventosas solo en su parte final, mientras que los tentáculos las tienen por toda la cara interior.
Los pulpos no tienen tentáculos, sino brazos. Es así como se denomina a los apéndices cuya cara interior está totalmente cubierta de ventosas (los tentáculos solo las tienen en el extremo).

10. Algunos pulpos son (muy) venenosos
Los pulpos tienen muchos depredadores (peces, aves marinas, cetáceos y en ocasiones incluso otros pulpos), por lo que el camuflaje y el mimetismo no siempre son suficientes. Por eso, algunas especies cuentan con veneno.
Un buen ejemplo de esta letal característica es el pulpo de anillos azules (Hapalochlaena lunulata), una criatura diminuta y en apariencia dócil que puede encontrarse en las aguas del Sudeste Asiático y dispone de uno de los venenos más potentes que existen, la tetrodotoxina.
11. Tienen propulsión a chorro
Una de las curiosidades de los pulpos más sorprendentes es su método de locomoción principal: la propulsión a chorro.
Cuando no necesitan ir rápido, los pulpos se arrastran hacia delante impulsándose con sus fuertes brazos. No obstante, haciendo esto se cansan con facilidad, ya que su frecuencia cardíaca puede llegar a duplicarse rápidamente.
El auténtico método de desplazamiento de los pulpos es, como decimos, la propulsión a chorro. Para lograrlo, el animal expulsa rápidamente por el sifón el agua que acumula en su cavidad paleal, lo que lo impulsa en dirección contraria (con la cabeza en la parte delantera).

12. Viven muy poco tiempo
Una de las principales limitaciones que experimentan los pulpos es su corta esperanza de vida. Algunas especies no viven más de 6 meses y las más longevas rara vez superan los 5 años.
¿A qué se debe esta reducida longevidad? Como verás enseguida, es una de las mayores curiosidades de los pulpos: está directamente relacionada con su reproducción.
Pese a su gran inteligencia y capacidad de aprendizaje, los pulpos tienen una longevidad muy reducida. Además, los padres no cuidan de las crías ni les transmiten sus conocimientos.
13. Usan un brazo para reproducirse
Ya estamos viendo que los pulpos dependen mucho de sus brazos… entre otras cosas, para la reproducción, en el caso de los machos.
Los pulpos machos cuentan con un brazo especial, el hectocótilo, que se utiliza para transmitirle el esperma a la hembra. Los hectocótilos pueden tener configuraciones muy diferentes dependiendo de la especie, pero su función siempre es la misma.
Además, la inseminación no tiene por qué ser instantánea. No es raro, de hecho, que la hembra se guarde el esperma del macho durante un tiempo para fecundarse en el momento adecuado.

14. Se reproducen solo una vez y mueren poco después
Ya habíamos comentado que una de las principales curiosidades de los pulpos, su escasa esperanza de vida, está directamente relacionada con su reproducción. Pero, ¿cuál es la razón?
Lo cierto es que tanto el macho como la hembra mueren siempre al poco tiempo de reproducirse.
En el caso de los machos, tras la fecundación sobreviene una acelerada senescencia que les lleva a la muerte en solo unos meses. En el de las hembras, la maduración de los órganos reproductivos y el surgimiento del instinto de protección de los huevos hace que se desactiven las glándulas digestivas; como consecuencia, la hembra muere de inanición al poco tiempo.
Tanto los machos como las hembras mueren al poco tiempo de reproducirse. Los machos experimentan una repentina vejez y las hembras dejan de comer y mueren de inanición tras la puesta.
15. Pueden utilizar herramientas y transportar materiales
La inteligencia de los pulpos, combinada con su gran capacidad para manipular su entorno gracias a los brazos, los hace capaces de utilizar herramientas de formas sorprendentes.
Por ejemplo, un pulpo puede buscar y elegir piedras de la forma y en el número adecuados para tapar la entrada de su guarida, transportarlas y montar una “puerta”.
Otra muestra son los pulpos de la especie Amphioctopus marginatus, que recogen las cáscaras de coco que llegan al mar y las utilizan como protección, ya sea a modo de armadura o para fabricarse un refugio.

16. Distinguen a unas personas de otras (y tienen preferencias)
En un experimento realizado en Nueva Zelanda se comprobó que los pulpos podían distinguir a los investigadores y, lo que resulta más chocante, mostrar preferencia por algunos de ellos.
Un pulpo en particular se comportaba con normalidad con todos los expertos salvo con uno, al que sin ningún motivo en particular recibía siempre con chorros de agua directos.
17. Sus brazos no pueden pegarse a sí mismos ni enredarse
Los brazos de los pulpos están repletos de potentes ventosas que cuentan con un sofisticado equipamiento sensorial en forma de quimiorreceptores.
Estos receptores permiten que el pulpo pueda percibir el sabor de todo aquello que toca, pero también tienen una función muy curiosa: permiten al animal distinguir su propia piel de la de otros animales y evitan que las ventosas se peguen a su cuerpo y que los brazos se enreden entre sí.
Por más que se líen, los brazos de un pulpo nunca se pegan entre sí ni pueden llegar a enredarse. El pulpo cuenta con quimiorreceptores que le permiten distinguir su propia piel.

18. Pueden regenerar brazos perdidos
Otra de las curiosidades de los pulpos más impactantes es que pueden regenerar cualquier brazo que pierdan (por ejemplo, por el ataque de un depredador) en cuestión de solo semanas.
Más sorprendente aún resulta el hecho de que el nuevo brazo será exactamente igual que el anterior, tanto en su forma como en sus capacidades y funciones.
19. Al no tener esqueleto, son muy flexibles
Incluso entre los invertebrados, los pulpos destacan por su increíble flexibilidad. Pueden estirarse, aplanarse, comprimirse y retorcerse de formas en apariencia imposibles y colarse prácticamente por cualquier rendija.
Eso los convierte en unos escapistas de primera, tanto en la naturaleza como en laboratorios y acuarios. También ha hecho que estos animales sean estudiados a fondo por expertos en robótica desde hace años, con la esperanza de poder crear futuros robots flexibles.

20. Existe un pulpo capaz de imitar a voluntad la forma, colores y movimientos de otros seres
Inteligencia, memoria, flexibilidad, capacidad de adaptación… a lo largo de este artículo te hemos mencionado todas estas curiosidades de los pulpos y queremos concluir hablándote de una especie concreta de pulpo que ejemplifica con claridad todas esas cualidades y nos parece especialmente fascinante.
Se trata del pulpo mimo (Thaumoctopus mimicus), originario de los mares del Sudeste Asiático y que posee la increíble capacidad de imitar la apariencia física y los movimientos de hasta quince especies marinas diferentes, desde peces hasta crustáceos.
El pulpo mimo realiza sus transformaciones de forma instantánea y sin necesidad de que el animal imitado esté cerca. En cuestión de segundos, el pulpo comprime y desplaza su cuerpo y brazos para adoptar la forma del animal deseado, imita su color y comienza a moverse como él.
Lo más interesante es que el pulpo adapta su mimetismo a las circunstancias, transformándose en cada momento en el animal que le resulte más apropiado. Por ejemplo, su el pulpo imitador se ve amenazado por un pez, se convertirá en un instante en uno de sus depredadores, haciendo así huir al atacante.