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Caspa en gatos: causas frecuentes, tratamiento y cómo prevenir su aparición
La caspa en gatos es un problema relativamente frecuente, pero puede causar preocupación la primera vez que se detecta. Porque no todos dueños lo saben, pero sí, los felinos también pueden tener caspa en el pelo, igual que nosotros.
Esa acumulación de escamas y puntitos blanquecinos en la piel y el pelo de tu gato puede convertirse en una auténtica molestia si no sabes cómo tratarlo, pero lo más importante es entender que la caspa constituye un síntoma: te indica que tu gato tiene algún tipo de problema en la piel o el cuero cabelludo.
En este artículo vamos a explicarte qué es exactamente la caspa en gatos, cuáles son los motivos más habituales por los que aparece y cómo puedes tratarla para que tu felino vuelva a tener el pelaje limpio y saludable. Es decir, todo lo que debes saber para acabar con ese problema de una vez por todas y prevenir su reaparición. ¡Sigue leyendo!

¿Qué es la caspa en gatos y por qué aparece?
La caspa en gatos no es más que restos de piel muerta. Esas escamas, puntos y motitas de color blanco son células de piel que se desprenden del cuerpo y se quedan adheridas al cuero cabelludo del animal.
No debes alarmarte si tu gato tiene una pequeña cantidad de caspa: es completamente normal, como parte del natural proceso de renovación de la piel. Es posible que veas algo de caspa, por ejemplo, cuando cepillas a tu gato. Eso puede indicar que tiene la piel un poco seca (y sería recomendable que lo consultaras con tu veterinario, como te explicaremos enseguida), pero no ningún problema serio.
Sin embargo, si notas un aumento significativo en la caspa de tu gato, o si nunca ha tenido caspa y eso cambia de pronto, deberías tratar de identificar la causa. Los problemas y enfermedades que ocasionan un aumento de la caspa en gatos no suelen ser graves, pero pueden requerir un tratamiento específico.
La caspa en gatos se compone de restos de piel muerta. Una mínima cantidad de caspa puede ser normal, pero un aumento significativo podría indicar algún problema de salud.

8 causas de la caspa en gatos
Hay diversos problemas e incluso enfermedades, como ya hemos mencionado, que pueden hacer que un gato tenga caspa. Te recomendamos estar atento ante la posible aparición de otros síntomas y, en cualquier caso, acudir a tu veterinario para tener un diagnóstico definitivo.
Las 8 causas más frecuentes de la caspa en gatos son las siguientes:
Ácaros
La caspa en gatos puede ser un síntoma de cheyletiellosis o infestación por el ácaro superficial cheyletiella spp.
Esta enfermedad es frecuente, pero no grave. Recibe el nombre coloquial de “caspa andante” porque da la sensación de que las escamas de piel y queratina se mueven, lo que se debe a los parásitos que hay debajo de ellas. El ácaro cheyletiella mide 0,5 mm, por lo que puede apreciarse a simple vista.
Además de la descamación, la cheyletiellosis produce también alopecia y un intenso prurito que hará que el gato se rasque y acicale insistentemente.
La cheyletiellosis puede afectar a los perros, pero es mucho más frecuente en los gatos. Es una enfermedad altamente contagiosa y transmisible a los humanos, por lo que deberás mantener a tu gato aislado, tratarlo cuanto antes y limpiar de forma concienzuda su cama, juguetes y todas las zonas de la casa que frecuente.
La infestación por cheyletiella se considera un tipo de sarna en gatos. Más adelante hablaremos de los otros tres tipos de ácaros que pueden infestar a un gato.
La cheyletiellosis recibe el apodo de «caspa andante» porque las escamas de piel parecen moverse debido a los ácaros que hay debajo.

Dermatitis
Los gatos pueden padecer varios tipos de dermatitis. Algunas variantes, como la dermatitis seborreica, tienen la caspa como uno de sus síntomas típicos, mientras que otras, como la dermatitis atópica, producen erupciones en la piel y costras que es fácil confundir con la caspa.
A menudo el gato se rascará y acicalará sin descanso, hasta el punto de provocarse lesiones y heridas o agravar las que ya tenga.
La dermatitis puede estar causada por factores genéticos, alergias o contacto con productos irritantes. Los signos clínicos pueden mejorar o empeorar dependiendo de la época del año, el estado anímico del gato y otros factores.

Tiña
La tiña es una de las enfermedades dermatológicas más frecuentes en los gatos. La causa el hongo microsporum canis, que es sumamente contagioso y afecta tanto a otros animales como a los humanos.
Las costras y descamación producidas por la tiña tienen un característico color amarillento. Otros síntomas de esta enfermedad son mal olor, alopecia localizada, rotura de uñas e inflamación del cuerpo cabelludo. El gato afectado por la tiña se lamerá y rascará con insistencia, lo que solo contribuirá a empeorar el problema, al extender el hongo por nuevas zonas de su cuerpo.
La tiña es una enfermedad fácil de curar, pero, por la facilidad con la que se contagia, deberás manipular a tu gato con mucho cuidado hasta que esté recuperado. Como siempre, te recomendamos seguir en todo momento las indicaciones de tu veterinario.
La tiña es una enfermedad dermatológica fácil de tratar, pero sumamente contagiosa. Deberás manipular a tu gato con cuidado hasta que esté recuperado.

Sarna
La sarna es otra causa habitual de la caspa en gatos. Hay cuatro variantes de sarna, que conocerás con más detalle en nuestro artículo sobre la sarna en perros (ya que esta enfermedad afecta a ambas especies):
- Sarna otodéctica.
- Sarna demodécica.
- Sarna notoédrica.
- Sarna cheyletiella (de la que ya hemos hablado).
Cada sarna está causada por un tipo diferente de ácaro y tiene sus propias características y síntomas específicos. El riesgo de contagio entre gatos, a otros animales y a los humanos también varía.
Lo que tienen en común es que todas ellas pueden producir caspa (ya sea en todo el cuerpo o en zonas específicas), o costras y eccemas que es fácil confundir con la caspa. Otros síntomas comunes de la sarna son inflamación, caída de pelo, picor insoportable y, como consecuencia de esto último, lamido y rascado constante de las zonas afectadas.

Estrés
Cada gato es diferente, pero en general son animales que adoran la estabilidad y las rutinas, lo que significa que los cambios y las situaciones estresantes los afectan mucho. Y el estrés puede crear o agravar un problema de caspa, además de provocar que surjan otras enfermedades como la hiperestesia felina.
Trata de crear para tu felino un ambiente estable, que en la medida de lo posible esté libre de sobresaltos y cambios bruscos. Procura también que se mantenga activo tanto física como mentalmente, ya que la falta de estimulación y el exceso de energía también pueden contribuir a que el gato se estrese.
Es importante que tu gato viva en un entorno estable y libre de sobresaltos. La caspa podría ser un síntoma de que no es así.

Piel seca
En entornos especialmente cálidos o con falta de humedad, la piel del gato puede resecarse e irritarse. Esto hace que la producción de lípidos aumente, lo que crea caspa.
Asegúrate de que tu gato está bien hidratado en todo momento y considera la posibilidad de adquirir un humidificador para aumentar el nivel de humedad ambiental de tu hogar.
Sobre todo, recuerda que nunca debes aplicarle a tu gato cremas, champús ni otros productos para humanos. Consulta con tu veterinario sobre las mejores soluciones para mantener su piel hidratada y combatir el problema de caspa.

Mala alimentación
Una dieta inadecuada es otra causa frecuente de la caspa en los gatos. Concretamente, la carencia de omega 3 y ácidos grasos puede hacer que la piel se reseque y aparezca la caspa.
Para corregir o prevenir este problema, ofrécele siempre a tu gato alimentación de máxima calidad y, si es necesario, añade suplementos de vitaminas con el consentimiento de tu veterinario.
Te recomendamos consultar nuestra guía completa sobre qué comen los gatos para elegir la mejor alimentación posible para el tuyo.

Obesidad
Si te preguntas por qué mi gato tiene caspa, puede que el problema sea que tiene sobrepeso.
El motivo es que los gatos obesos suelen tener problemas de movilidad, por lo que les resulta difícil llegar a todas las zonas de su cuerpo al acicalarse. Y en aquellas zonas que se queden secas y sin limpiar adecuadamente puede acabar apareciendo caspa.
Un gato obeso podría no alcanzar todas las zonas de su cuerpo durante sus rituales de acicalamiento. Las partes desatendidas se quedan secas y en ellas acaba apareciendo la caspa.
La caspa solo es uno de los muchos problemas (diabetes, artrosis, problemas cardíacos, etc.) que puede causar el exceso de peso en gatos, por lo que es un problema que no debes tomarte a la ligera.
El sobrepeso es más fácil de prevenir que de corregir, pero eso no significa que no puedas hacer nada: si tu gato tiene unos kilos de más, ponlo a dieta y asegúrate de que hace ejercicio con regularidad. Con paciencia y constancia el felino podrá ir eliminando la grasa que le sobre.

Tratamientos para la caspa en gatos
El tratamiento para el problema de la caspa en tu gato dependerá de cuál sea la causa. Por ello, insistimos en que lo primero y más recomendable será que lo lleves al veterinario para descartar que el problema sea una enfermedad o parásito como los que ya hemos mencionado.
También deberías aprovechar para preguntarle por la alimentación y el estado físico de tu gato, ya que las carencias nutricionales y el sobrepeso no siempre son evidentes. Es decir, puede que creas que estás alimentando bien a tu gato y descubras que es posible introducir mejoras en su dieta.
Para solucionar los problemas de caspa más leves, la clave será cuidar la higiene de tu gato: deberás cepillarlo con regularidad y utilizar champú anticaspa específico para gatos cada vez que lo bañes. Si tu gato no es muy amigo del agua (lo que es habitual, sobre todo en los gatos ya adultos que no están acostumbrados a los baños) puedes utilizar toallitas húmedas o un champú en seco.

¿Cómo prevenir la caspa en gatos?
Teniendo claro cuáles son las causas más frecuentes de la caspa en gatos, puedes tomar medidas preventivas para evitar que tu felino sufra este problema. Resumiendo lo que hemos visto a lo largo de este artículo, son las siguientes:
- Proporciónale a tu gato un entorno estable, seguro y libre de cambios bruscos y situaciones estresantes.
- Ofrécele una alimentación de calidad y adaptada a sus características físicas y necesidades nutricionales. Si es necesario, consulta con tu veterinario sobre la conveniencia de incluir suplementos nutricionales en la dieta.
- Vigila su peso y asegúrate de que juega y hace ejercicio con regularidad.
- Cuida su higiene: cepíllalo con frecuencia y báñalo o aséalo con toallitas higiénicas cada cierto tiempo. Utiliza siempre productos específicos para gatos, nunca de humanos.
- Lleva a tu gato a revisiones anuales para controlar su estado físico, peso, etc.
- Ante la menor señal de que tu gato puede tener algún problema de piel (ácaros, costras…), llévalo al veterinario para que lo diagnostique y determine el mejor tratamiento.