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Cuándo castrar a un gato: todo lo que debes saber sobre estas intervenciones
A muchas personas les surge la duda de cuándo castrar a un gato, es decir, de si existe o no algún momento ideal en la vida del animal para realizar esta operación. Si acabas de adoptar a un gato, es muy probable que tú también te lo estés preguntando y que, en general, tengas muchas dudas acerca de la castración.
Por ejemplo, ¿es realmente necesario castrar a un gato? ¿Hay diferencias en función del sexo del animal? ¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de la castración? ¿Es lo mismo castrar que esterilizar?
A todas esas preguntas vamos a responderte en este artículo y te contaremos también, por supuesto, cuándo es el mejor momento para castrar a un gato. Si quieres conocer a fondo este tipo de intervenciones y los cuidados que necesitan los gatos que pasan por ellas, te invitamos a seguir leyendo.

Diferencias entre esterilizar y castrar a un gato
Antes de hablar sobre cuándo castrar a un gato, lo primero es entender en qué consiste esta intervención y en qué se diferencia de la esterilización, con la que es frecuente confundirla. Está claro que a menudo se habla de castrar y esterilizar como si fueran lo mismo, pero en realidad son dos procedimientos distinto:
- Castrar a un gato implica la retirada completa de los órganos reproductores del animal. Es decir, se extirpan los testículos (orquiectomía) en el caso de los machos y el útero (histerectomía) y/o los ovarios (ovariectomía) en el caso de las hembras.
- Esterilizar a un gato supone dejarlo infértil, pero sin extirpar ninguna parte de su cuerpo. Esto se consigue mediante procedimientos que en muchos casos similares a los que se emplean en humanos, como la vasectomía o la ligadura de trompas.
A menudo se suele hablar de castración y esterilización como si fueran sinónimos, pero en realidad son dos intervenciones diferentes y el resultado no es tampoco el mismo.

La confusión entre estos dos términos puede surgir del hecho de que un gato castrado se convierte, efectivamente, en un gato estéril, esto es, infértil.
Sea como sea, en este artículo nos centraremos únicamente en la castración de gatos, que es con diferencia el procedimiento más frecuente.

¿En qué consiste la castración de un gato?
El procedimiento para la castración de un gato depende, lógicamente, del sexo del animal:
- En los gatos machos, la castración consiste en la realización de una minúscula incisión a través del escroto por la que se extraen los dos testículos. El corte es tan pequeño que ni siquiera suele requerir sutura. Esta intervención, que recibe el nombre de orquiectomía, se realiza bajo anestesia general, pero se considera rutinaria y de riesgo muy bajo. Dura solo unos minutos y normalmente el gato puede volver a casa en cuanto se recupera de la anestesia, aunque puede que parezca estar adormilado durante unas horas.
- En las gatas hembras, la castración implica la extirpación de los ovarios, el útero o ambos. Es un procedimiento más complejo, ya que es necesario realizar una incisión un poco mayor y abrir varias capas hasta llegar a la cavidad abdominal. Cuando solo se extraen los ovarios el abordaje suele ser lateral, a través del costado izquierdo. Al ser una operación más invasiva, las gatas reciben puntos de sutura necesitan más tiempo para recuperarse.

Hay que tener en cuenta que los resultados de la castración son permanentes. Una vez realizada la operación, el gato no podrá tener descendencia de ninguna manera.
Por cierto: si estás pensando en adoptar un gatito, te recomendamos echarle un vistazo a nuestro artículo sobre cómo diferenciar a un gato de una gata, en el que encontrarás mucha información útil.

¿Por qué deberías castrar a tu gato?
Además de cuándo castrar a un gato, la pregunta fundamental es, por supuesto, por qué hacerlo. Lo cierto es que la castración implica múltiples beneficios tanto para el animal como para sus cuidadores:
- Se previenen las preñeces y camadas no deseadas, que a menudo dan lugar a abandonos.
- Desaparecen el celo y todos los síntomas asociados a él: huidas de casa (con todos los riesgos que suponen), marcaje con orina, pérdidas de sangre menstrual, cambios en el comportamiento, agresividad, peleas entre gatos, etc.
- A menudo los gatos castrados se vuelven más dóciles y cariñosos.
- Se reduce o incluso desaparece por completo el riesgo de que el gato desarrolle varias enfermedades y trastornos: piómetra, embarazo psicológico, patologías testiculares, tumores, etc.
La castración es muy beneficiosa para los gatos: se evitan camadas no deseadas, desaparecen los síntomas del celo y se previenen numerosas enfermedades.

¿Cuáles son los inconvenientes de castrar a un gato?
La castración de un gato es, como hemos visto, un procedimiento sencillo que no generalmente no implica ningún peligro. Tampoco tiene inconvenientes a largo plazo, con la excepción de un mayor riesgo de sufrir sobrepeso en comparación con los gatos enteros (sin castrar).
No obstante, controlar el peso de tu mascota es relativamente sencillo siempre y cuando le proporciones una alimentación específica para gatos castrados y le proporciones una adecuada estimulación física y mental. Así pues, en nuestra opinión los numerosos beneficios de la castración superan con mucho a este mínimo inconveniente.

¿Cuánto vale castrar a un gato?
El precio de castrar a un gato puede variar de forma significativa dependiendo del país, la región o comunidad autónoma y la clínica veterinaria. En España la castración suele tener un coste de entre 50 y 100€ en el caso de los machos y entre 70 y 250€ en el caso de las hembras. Los análisis preoperatorios suelen costar alrededor de 50€.
Lo más recomendable es que te informes directamente en las clínicas veterinarias de tu localidad, ya que, como decimos, los precios pueden llegar a ser muy diferentes.
También hay que recordar que los ayuntamientos y las clínicas veterinarias organizan cada cierto tiempo campañas de esterilización gratuitas a las que en ocasiones se puede llevar a los gatos domésticos (en principio suelen estar dirigidas a los felinos que viven en la calle).
Y si estás pensando en acoger a un nuevo gato, ten en cuenta que en las asociaciones protectoras de animales suelen entregarlos ya castrados.

¿Cuándo castrar a un gato? Esta es la edad recomendada
Ahora que ya hemos explicado en qué consiste la castración, llega el momento de responder a la pregunta que hemos planteado al principio: ¿cuándo castrar a un gato? ¿Hay algún momento que sea especialmente recomendable?
Lo más aconsejable es castrar al gato antes de que alcance la madurez sexual y llegue su primer celo, lo que implica esperar aproximadamente hasta los 4 – 6 meses de edad tanto en machos como en hembras. La llegada del primer celo puede variar dependiendo de la raza del gato, así que lo mejor es que le pidas consejo a tu veterinario para decidir cuál es el mejor momento.
Si adoptas a un gato que ya sea adulto, podrás realizar la castración en cualquier momento. En cualquier caso sería aconsejable que no esperases demasiado, sobre todo si el recién llegado va a convivir con un segundo gato.
Lo más recomendable es castrar a un gato antes de que llegue a la madurez sexual y tenga su primer celo. Los gatos que son castrados más tarde pueden mantener ciertos comportamientos típicos del celo.

El motivo por el que deberías castrar a tu gato antes del primer celo es que, como hemos explicado antes, esta operación no se realiza solamente para evitar camadas no deseadas, sino también para eliminar los comportamientos molestos (marcaje, agresividad, etc.) y reducir el riesgo de desarrollar diversas enfermedades relacionadas con los cambios hormonales que se producen en el cuerpo del animal.
Un gato que ya haya pasado por uno o varios celos puede mantener los comportamientos típicos de esa época incluso después de la castración. También tendrá a largo plazo un mayor riesgo de desarrollar enfermedades que un felino castrado antes de su primer celo.

Cuidados que necesita un gato recién castrado
- Aunque la castración es una intervención sencilla, tu gato necesitará guardar reposo durante un tiempo. Deberías evitar los juegos excesivamente vigorosos y manipularlo con cuidado durante los días 10 siguientes a la operación.
- Coloca su comedero y bebedero cerca de la zona en la que descanse para que tenga que moverse solo lo imprescindible.
- Tu gato pasará unas horas adormilado y puede que después se muestre desconcertado o incluso, en ocasiones, hostil. Ten paciencia, poco a poco irá volviendo a la normalidad.
- Deberá llevar un collar isabelino, un parche en la herida o ambas cosas al mismo tiempo para evitar que se la chupe o rasque. Tu veterinario te indicará cuándo puedes quitárselos.
- No lo bañes hasta que haya pasado su período de recuperación.
- Si tienes más animales en casa, el gato debería estar aislado para evitar que se haga daño durante el juego.
- Durante el período de recuperación cerciórate de que tu gato vuelve poco a poco a comer, beber y hacer sus necesidades con normalidad. Si notas cualquier cambio extraño en sus costumbres, consúltalo con tu veterinario.