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Todo lo que debes saber sobre la displasia de cadera en perros
La displasia de cadera en perros es una enfermedad ósea degenerativa que afecta con mucha frecuencia a nuestros amigos peludos. Es hereditaria, pero no congénita, puesto que no se manifiesta hasta que el perro tiene por lo menos 5 o 6 meses de edad.
Como te explicaremos en este artículo, ciertas razas de perros tienen predisposición a sufrir displasia de cadera y también hay varios factores de riesgo que es importante conocer. La displasia puede provocar intensos dolores, cojera e incluso inmovilidad de las extremidades traseras, por lo que es una dolencia que no debe tomarse a la ligera.
En este artículo vamos a proporcionarte una guía completa sobre la displasia de cadera en perros para que conozcas todos los detalles de esta enfermedad, cómo identificarla en tu peludo y, llegado el caso, todas las opciones que existen para tratarla o mejorar la calidad de vida del animal. Sigue leyendo para conocer todos los detalles.

¿Qué es la displasia de cadera en perros?
La displasia de cadera en perros es una enfermedad ósea que provoca problemas en el encaje de los huesos de la cadera.
Para que la cadera o articulación coxofemoral del perro funcione correctamente es necesario que la cabeza del fémur encaje en un espacio redondeado y profundo llamado acetábulo. En una cadera sana, el encaje es perfecto y de esa forma el fémur puede pivotar sobre la pelvis. Entre ambas articulaciones hay tejido cartilaginoso y un fluido que permiten un movimiento rápido y sin fricción ni dolor.
Pero en una cadera displásica el fémur no encaja bien. Y es que la displasia no es otra cosa que una malformación articular: el acetábulo se desarrolla mal, lo que provoca que el fémur se deslice hacia los laterales de la cavidad. La enfermedad es degenerativa, ya que con el tiempo el acetábulo continúa perdiendo profundidad y la cabeza del fémur se deforma. Además, los tejidos de los alrededores se irán inflamando, deformando y debilitando debido a la continua fricción.
La displasia de cadera es una enfermedad ósea degenerativa que hace que el fémur no encaje correctamente en la cadera del perro. Provoca dolores y problemas de movilidad.

El mal encaje de la articulación causa todo tipo de problemas, siendo primero y más frecuente un dolor constante. El perro con displasia sufrirá al realizar acciones cotidianas como sentarse o subir escaleras y a largo plazo podría desarrollar cojera, artritis, etc.
La displasia de cadera normalmente se manifiesta entre los 5 y 6 meses de edad y se detecta porque el perro comienza a cojear. Antes de ese momento un perro con displasia no habrá dado señales de tener ningún problema. No obstante, no se considera que un perro esté libre del riesgo de sufrir displasia de cadera hasta los dos años.

Grados en la displasia de cadera
La displasia de cadera en perros se clasifica en cuatro grados diferentes en función de su nivel de gravedad. Son los siguientes:
- Grado I: alteración mínima de la cadera, escasos cambios degenerativos.
- Grado II: cabeza del fémur fuera del acetábulo en un 25-50%.
- Grado III: cabeza del fémur fuera del acetábulo en un 50-75%. Se aprecia una degeneración significativa.
- Grado IV: luxación de la cabeza femoral con cambios degenerativos muy importantes.
Ya hemos mencionado que la displasia de cadera es una enfermedad degenerativa, lo que significa que normalmente el perro enfermo irá pasando de un grado a otro y experimentará dolores y dificultades cada vez mayores.
La displasia de cadera se clasifica en cuatro grados de gravedad. Un perro con displasia habitualmente irá empeorando con el paso de los años.

Causas de la displasia de cadera en perros
La displasia de cadera es una enfermedad compleja que puede tener diversas causas. Los factores que se sabe que influyen en su aparición son estos:
- Genética: hay evidencias claras de que esta enfermedad tiene una base genética (parece ser poligenética, es decir, hay más de un gen que influye en su aparición), aunque no la desarrollan todos los perros de una línea de sangre con predisposición a ella. Es una enfermedad hereditaria, lo que hay que tener en cuenta a la hora de utilizar a perros displásicos para criar.
- Alimentación inadecuada y obesidad: una dieta excesivamente calórica durante el desarrollo del perro puede favorecer la aparición de la displasia de cadera debido al rápido aumento de peso. En general, la obesidad es un factor que se ha relacionado con la displasia tanto en cachorros como en adultos.
- Ejercicios incorrectos: el ejercicio físico, tanto por exceso como por defecto, puede hacer que los perros con predisposición desarrollen displasia de cadera. El ejercicio y el juego son fundamental para los perros, pero aquellas actividades que carguen en exceso las articulaciones (por ejemplo, erguirse durante las patas traseras saltar) durante el desarrollo del animal pueden ponerlo en riesgo.

¿Qué razas de perros tienen predisposición a sufrir displasia de cadera?
Pese a que haya varios factores involucrados en el desarrollo de la enfermedad, la cuestión genética parece ser clave. Ese es el motivo por el que hay ciertas razas de perros que muestran mayor predisposición a sufrir displasia de cadera.
En general, la displasia es más frecuente en los perros de mayor tamaño -razas grandes y gigantes- como, por ejemplo:
- Dogo de Burdeos.
- Mastín napolitano.
- Gran danés.
- Terranova.
- San Bernardo.
- Labrador.
- Pastor alemán.
- Golden retriever.
- Rottweiler.
Los perros de razas grandes y gigantes suelen ser los que con más frecuencia sufren displasia de cadera, pero también hay razas pequeñas y medianas que suelen verse afectadas.

No obstante, también hay varias razas medianas y pequeñas que también suelen sufrirla, como el carlino o pug (del que te hablamos en nuestro artículo sobre perros enanos), el spaniel o el bulldog inglés.
Al ser una enfermedad en la que se mezclan el componente genético y el ambiental, su incidencia puede variar mucho y es difícil de predecir. Es decir, no todos los perros de estas razas que hemos mencionado desarrollarán displasia de cadera y, por el contrario, la enfermedad puede aparecer en perros mestizos o en ejemplares de otra razas.

Displasia de cadera en perros: síntomas más frecuentes
Como es una dolencia que empeora con el tiempo, los síntomas de la displasia empiezan siendo sutiles, pero se van haciendo más evidentes a medida que pasa el tiempo. Los más frecuentes son los siguientes:
- Dolores intensos en la cadera y la pelvis.
- Rigidez en la cadera.
- Rigidez en las patas traseras.
- Cojera.
- El perro evita correr, saltar y subir escaleras.
- Problemas de equilibrio.
- Espalda curvada.
- Dificultad para mover las patas traseras.
- Chasquidos.
- Problemas para sentarse y levantarse.

Todos estos síntomas pueden ser constantes o intermitentes y normalmente empeorarán después de que el perro haga ejercicio físico.
Como sucede con cualquier enfermedad, la detección temprana influye mucho en la ayuda que se le puede prestar al perro y, como consecuencia, en hasta qué punto se podrá mejorar su calidad de vida. Por lo tanto, si observas cualquiera de estos síntomas en tu peludo, no lo dudes y acude al veterinario para que lo examine.

Cómo tratar la displasia de cadera en perros
La displasia de cadera en perros no tiene cura, pero existen varias alternativas para mejorar la calidad de vida del perro y aliviar su dolor. La gravedad de cada caso, su evolución y su impacto en la salud del animal determinarán cuál será la forma más adecuada de abordar el tratamiento.
Existen tres vías para tratar la displasia de cadera:
- Cirugía de cadera: si el perro es apto para la intervención (lo que se determinará en función de la gravedad del caso, su edad, y la presencia o no de artrosis), esta es la opción que recomiendan muchos veterinarios. Hay varios tipos de intervenciones posibles, dependiendo de lo avanzada que esté la enfermedad: osteotomía pélvica, miectomía del pectíneo… en algunos casos puede ser necesario reemplazar totalmente la cadera por una prótesis.
- Administración de medicamentos para la displasia de cadera: el tratamiento médico es el indicado para los casos más leves y para los perros que por algún motivo no puedan ser operados. Normalmente consiste en una combinación de antiinflamatorios, analgésicos y condroprotectores (consulta nuestro artículo sobre los medicamentos para perros de uso más frecuente), a los que hay que sumar el seguimiento de una dieta estricta y vigilancia para que el perro no realice ciertos ejercicios.
- Soportes y arneses: este tipo de dispositivos son una ayuda extra para los perros que no pueden ser operados. Su objetivo es estabilizar la cadera del animal y reducir su nivel de esfuerzo para evitar así la inflamación y el dolor. En los casos más graves puede ser recomendable recurrir a una silla de ruedas para perros.

¿Cómo prevenir la displasia de cadera en perros?
Al ser una enfermedad en que el factor genético y hereditario es fundamental, la medida de prevención más eficaz que se puede tomar es la cría selectiva. Es decir, utilizar para la cría solo a ejemplares libres de la dolencia y evitar que se reproduzcan los que la padezcan.
En cuanto al control del factor ambiental, es importante evitar el cachorro gane demasiado peso y que fuerce en exceso las articulaciones de la cadera durante su desarrollo.