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Gatos con síndrome de Down: te contamos la realidad detrás del mito
Desde hace un tiempo es común escuchar hablar sobre gatos con síndrome de Down, sobre todo a raíz del éxito en redes sociales de ciertos felinos con un aspecto físico diferente del habitual: ojos separados y bizcos, cabeza más pequeña de lo normal, etc.
La explosión de popularidad de los supuestos gatos con síndrome de Down es reciente, pero en realidad los veterinarios llevan mucho tiempo escuchando la misma pregunta: ¿tiene mi gato síndrome de Down? ¿Qué es lo que le pasa, si no?
Los dueños preocupados porque su gato tiene un aspecto diferente del habitual y la semejanza entre los rasgos de esos animales y los de las personas con síndrome de Down son lo que ha creado, originalmente, este mito.
Porque sí, te adelantamos que es un mito: no existen los gatos con síndrome de Down. Ni tampoco, por cierto, los perros con síndrome de Down.
En este artículo vamos a explicarte de forma sencilla qué es el síndrome de Down y por qué es imposible que los gatos lo padezcan. También te contaremos cuáles son los problemas de salud más frecuentes que pueden hacer que un gato tenga rasgos más o menos similares a los de una persona con trastorno de Down.

¿Qué es el síndrome de Down?
El síndrome de Down es un trastorno genético relacionado con los cromosomas, pequeños contenedores de genes que se encuentran en nuestro organismo.
Los seres humanos normalmente tenemos 23 pares de cromosomas, pero los bebés con síndrome de Down nacen con una copia extra, total o parcial, del cromosoma 21.
El síndrome de Down es un trastorno genético que hace que el bebé nazca con una copia extra del cromosoma 21. Afecta a uno de cada 700 nacimientos.
Dado que el término médico para las copias adicionales de los cromosomas es “trisomía”, al síndrome de Down también se lo conoce como trisomía 21. Estadísticamente, afecta a uno de cada 700 nacimientos.

El material genético adicional que poseen las personas con síndrome de Down provoca diversas alteraciones en su desarrollo físico y mental, aunque cada individuo es diferente.
Algunas características físicas distintivas que suelen compartir las personas con trastorno de Down son:
- Estatura más baja que la media.
- Cabeza más pequeña y redondeada.
- Ojos más pequeños, separados y almendrados.
- Cara aplanada.
- Manos y pies pequeños.

¿Por qué los gatos NO pueden tener el síndrome de Down?
Como adelantábamos al principio, los gatos con síndrome de Down NO existen.
El motivo es que, a diferencia de nosotros, los gatos solo tienen 19 pares de cromosomas. Es decir, carecen de cromosoma 21, por lo que no hay forma de que nazcan con copias adicionales del mismo. Es imposible que un gato tenga síndrome de Down.
Por supuesto, esto no significa que los gatos estén libres de sufrir alteraciones en los 19 pares de cromosomas que sí poseen, así como otros trastornos que pueden presentar síntomas similares (alteraciones físicas, cognitivas o de movilidad) a los del síndrome de Down de los humanos.
No obstante, ninguna de estas afecciones es equivalente al síndrome de Down. Por lo tanto, y como ya decíamos, no puede haber gatos con síndrome de Down: es un trastorno que solo afecta a los humanos.
No existen los gatos con síndrome de Down. Los felinos pueden sufrir alteraciones genéticas, pero el síndrome de Down es exclusivo de los humanos.

Síntomas parecidos a los que tendría el síndrome de Down en gatos
El interés por el síndrome de Down en gatos se disparó hace pocos años por la viralización en redes sociales de vídeos y otros contenidos en los que se veían gatos con rasgos físicos muy particulares.
Felinos como Grumpy cat (fallecido en 2019), Monty, Maya o Belarus, convertidos en auténticos influencers, indujeron a muchas personas a creer que un gato podría tener síndrome de Down.

Estos animales presentan características como:
- Ojos pequeños, muy separados, bizcos o desviados.
- Puente nasal plano, hacia arriba o de mayor tamaño de lo habitual.
- Tamaño reducido.
- Cabeza de pequeño tamaño.
- Dificultades motoras.
- Alteraciones del comportamiento.
Como puedes ver, algunos de estos rasgos o síntomas podrían ser similares a los de una persona con síndrome de Down, de ahí la confusión.
Algunos gatos de aspecto físico peculiar que se han viralizado en las redes sociales han generado confusión acerca de la posibilidad de que los felinos sufran síndrome de Down.
Pero ya hemos explicado que el síndrome de Down en gatos no es posible. De hecho, lo que Grumpy cat tenía era enanismo, mientras que Maya, Monty y Belarus sufren diversos trastornos genéticos, pero sin relación alguna con el Down.

Gatos con síndrome de Down: 5 problemas similares que podrían confundirte
Si no es el síndrome de Down en gatos, ¿qué es lo que hace que algunos felinos sean diferentes, con un aspecto físico tan particular o con alteraciones cognitivas, de movilidad, etc.?
Lo cierto es que hay muchos problemas, de diferente naturaleza, que podrían confundirnos acerca de la posibilidad de que un gato sufra síndrome de Down.
Si crees que tu gato puede tener algún tipo de trastorno, lo más recomendable es que lo lleves al veterinario, quien identificará de forma fiable el problema y te podrá aconsejar acerca de posibles tratamientos, cuidados específicos, etc.

No obstante, podemos adelantarte 5 problemas de salud que podrían hacer que tu gato presente algunos síntomas parecidos a los del síndrome de Down:
Síndrome de Kinefelter en gatos
Es un raro trastorno genético que provoca que los gatos macho tengan un cromosoma X adicional (es decir, XXY en vez de XY).
La consecuencia más visible del síndrome de Kinefelter es la presencia de tres colores en el pelaje del gato (lo que suele ser característico de las hembras). Los gatos con esta enfermedad son casi siempre estériles y también pueden tener daños cerebrales, problemas cognitivos, baja densidad ósea y anomalías orgánicas.
Los gatos que sufren el síndrome de Kinefelter son los únicos machos con tres colores. En condiciones normales, es un rasgo característico de las hembras.
Disautonomía felina
La disautonomía felina, también llamada síndrome de Key-Gaskell o poliganglionopatía autonómica felina, es una enfermedad degenerativa que afecta al sistema nervioso del gato y provoca caída de los ojos, pupilas dilatadas, anorexia, vómito y alternancia entre episodios de estreñimiento y diarrea.

Polineuropatía distal en gatos
Se trata de una enfermedad neurológica hereditaria que afecta a gatos de entre 6 y 8 años (aunque puede aparecer de forma prematura en las razas que tengan predisposición) y causa inestabilidad en la marcha, convulsiones, temblores, debilidad y parálisis.
Endogamia en gatos
La endogamia, es decir, el cruce de gatos que son parientes, provoca toda clase de problemas físicos y mentales, entre ellos alteraciones en la morfología que podrían hacer que un felino presentase características parecidas a las de una persona con síndrome de Down.
Tal y como te mencionamos en nuestro artículo sobre cómo saber si una gata está embarazada, la esterilización es la mejor forma de evitar preñeces no deseadas, y más aún entre gatos con riesgo de endogamia.
La endogamia en gatos puede causar todo tipo de alteraciones morfológicas que podrían confundirse con el síndrome de Down.

Hipoplasia cerebelar en gatos
La hipoplasia cerebelar es una patología que en los gatos (también afecta a perros, humanos…) a menudo es consecuencia de la infección del virus de la panleucopenia felina (VPF) durante la gestación.
Sus síntomas son nistagmo, temblores, movimientos descoordinados (ataxia) y, en algunos casos, hidrocefalia.
¿Hay animales que pueden tener el síndrome de Down?
Pese a lo que se pueda leer en Internet, no, no hay animales con síndrome de Down: es un trastorno exclusivo de los humanos, la única especie de posee 23 pares de cromosomas.
Eso sí: como ya hemos mencionado en relación con los posibles gatos con síndrome de Down, todos los animales están expuestos a sufrir alteraciones genéticas, incluidas trisomías (es decir, copias adicionales de ciertos cromosomas), cuyos síntomas visibles pueden ser parecidos a los del síndrome de Down.