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La leishmaniosis canina: todo lo que debes saber
La leishmaniosis canina, o leishmaniasis, es una enfermedad infecciosa causada en nuestro país por un parásito, el protozoo Leishamnia infantum.
Dependiendo de la fortaleza del sistema inmunitario del perro, su estado general de salud, su edad, tiempo desde la infección y otros factores, la leishmaniosis canina puede convertirse en una enfermedad crónica, en el mejor de los casos, o llegar incluso a causar la muerte del animal, en el peor.
La leishmaniosis es una zoonosis, lo que significa que puede transmitirse a los humanos y además es endémica en España, tanto en el territorio peninsular (especialmente en la zona mediterránea) como en las Baleares. Así pues, es importante conocer bien esta enfermedad y saber cómo identificarla y enfrentarse a ella.
En este artículo encontrarás una guía completa sobre la leishmaniasis en perros: te contaremos qué es, cómo se contagia, cuáles son sus síntomas y cómo se debe tratar a un perro que haya contraído la enfermedad.

¿Qué es la leishmaniasis en perros?
La leishmaniosis es una enfermedad causada por los protozoos parásitos de la familia leishmania y la respuesta que el organismo da ante la infección.
Estos parásitos son mucho más frecuentes en los países cálidos, pero en España el único protozoo de la familia que causa la leishmaniosis canina y humana es el Leishamnia infantum. En nuestro país, la leishmaniasis es más habitual en la cuenca mediterránea, mientras que en la zona cantábrica su incidencia es aún muy baja.
La prevalencia de la enfermedad en los perros es muy elevada, pero el contagio a los humanos, aunque posible, es relativamente poco común.
En España la leishmaniasis es causada por el protozoo Leishmania infantum. La prevalencia en perros es elevada, pero el contagio a los humanos es infrecuente.
Además de los perros y los humanos, muchos otros animales pueden contraer la enfermedad: lobos, gatos, hurones, etc.
Cuando el parásito entra en el cuerpo del perro (enseguida hablaremos de cómo se contagia y cuál es su ciclo vital), empieza a reproducirse en el interior de los órganos durante meses. Poco a poco, el estado de salud del animal empieza a debilitarse y, sin un tratamiento adecuado, podría llegar a morir.

¿Cómo se contagia la leishmaniosis canina?
La principal vía de contagio de la leishmaniasis en perros son las hembras de los mosquitos de la familia de los flebótomos, que viven especialmente en zonas rurales. Pican sobre todo de noche, sin causar dolor, y dejan un pequeño grano de color rojo.
Evitar su picadura es la forma más directa de proteger a un perro frente a la leishmaniosis, pero estos insectos son rápidos, pequeños y difíciles de ver. A causa del calentamiento global, es previsible que se expandan a nuevos territorios.

Un mismo mosquito puede infectar a varios perros o seres humanos con picaduras sucesivas durante todo su ciclo de vida. Para ello, el mosquito debe haber picado en primer lugar a un animal infectado.
Aunque no es frecuente, se cree que entre los perros la leishmaniosis también puede contagiarse de madres a crías, por transmisión sexual, por transfusiones de sangre o por mordiscos. No obstante, un perro no puede contagiarle la leishmaniasis a un humano de ninguna manera: la única forma por la que nosotros podemos contraer la enfermedad es a través de la picadura del mosquito.
Estos insectos también pueden transmitir otras enfermedades peligrosas, como el gusano del corazón en perros o dirofilariasis canina.

El parásito leishmania infantum: cómo es y cuál es su ciclo de vida
El ciclo de la vida del Leishmania infantum comienza en un animal infectado que es picado por un mosquito: los parásitos que viven en la sangre del anfitrión pasan al estómago del mosquito y allí se reproducen.
Cuando el mosquito pica a una nueva víctima, los parásitos entran en su cuerpo, invaden los macrófagos (un tipo de glóbulo blanco) y se expanden por los órganos internos. A medida que se van reproduciendo, el organismo del anfitrión comienza a deteriorarse de forma progresiva.
Las picaduras de las hembras de mosquito flebótomo son la principal vía de transmisión del parásito. La Leishmania infantum se desarrolla en el estómago de estos insectos.

Si otro mosquito vuelve a picar a esta última víctima, de nuevo los protozoos entrarán en él y el ciclo volverá a comenzar.
El período que va desde la infestación hasta el desarrollo de la enfermedad varía mucho de un animal a otro, pero lo habitual es que sea de entre 4 y 6 meses.
Cabe señalar, por último, que existen dos tipos de leishmaniosis, que se diferencian en cómo afectan al perro:
- Leishmaniosis visceral canina (LVC) o leishmaniosis sistémica: es la forma más grave de la enfermedad y se caracteriza por provocar diferentes trastornos en los órganos internos del animal (fiebre, trastornos hepáticos, pérdida de peso, etc.), lesiones, inflamación…
- Leishmaniosis cutánea: produce síntomas físicos en la piel del perro, como alopecia, engrosamiento de la piel, uñas quebradizas, descamación, etc. En su fase más avanzada, cuando el parásito acaba por invadir todo el cuerpo del animal, se convierte en una leishmaniosis visceral canina.

Principales síntomas de la leishmaniasis canina
Para saber si un perro tiene leishmaniasis, los síntomas típicos suelen ser la primera pista. Hay que tener en cuenta, de todos modos, que la enfermedad puede progresar a distintos ritmos en perros diferentes y los síntomas pueden no coincidir exactamente.
Los síntomas más frecuentes de la leishmaniosis canina, distinguiendo entre las dos variantes de la enfermedad, son los siguientes:
Síntomas de la leishmaniosis cutánea en perros:
- Apatía.
- Atrofia muscular.
- Aletargamiento.
- Fiebre.
- Blefaritis.
- Cojera sin motivo aparente.
- Lagrimeo e inflamación de los párpados.
- Conjuntivitis.
- Heridas que no cicatrizan.
- Úlceras.
- Pérdida de pelo alrededor de ojos, orejas y nariz.
- Engrosamiento de la piel en la nariz y los dedos (hiperqueratosis).
- Crecimiento anormal de las uñas (onicogrifosis).
- Uñas quebradizas y débiles.
- Inflamación de los ganglios.
- Sequedad en las almohadillas de las patas.

Síntomas de la leishmaniosis visceral canina o LVC:
- Apatía.
- Atrofia muscular.
- Aletargamiento.
- Fiebre (aquí te contamos cómo saber si un perro tiene fiebre con y sin termómetro).
- Cojera sin motivo aparente.
- Lagrimeo e inflamación de los párpados.
- Pérdida del apetito.
- Adelgazamiento.
- Trastornos digestivos.
- Diarrea.
- Heces apelmazadas.
- Náuseas y vómitos.
- Hemorragias nasales.
- Dolores articulares.
Las señales de la leishmaniasis varían de un perro a otro. Algunos presentan una sintomatología clara, mientras que otros pueden no tener síntomas en absoluto.

Insistimos en que este listado de síntomas es orientativo: algunos perros pueden presentar señales numerosas y muy claras de leishmaniosis, mientras que en otros la sintomatología será errática o confusa. También hay perros que no tienen síntomas en absoluto.
En cualquier caso, la leishmaniosis canina es una enfermedad grave, por lo que la prevención o, en su caso, la detección temprana son extremadamente importantes. Es recomendable analizar con regularidad a todos los perros que vivan en zonas en las que la leishmaniasis sea endémica, como es el caso de España.
La leishmaniosis cutánea es la forma más común de presentación de la enfermedad de los perros, pero puede evolucionar hacia una LVC si el sistema inmunológico del animal está comprometido o si no recibe ningún tratamiento.
(Por cierto: consulta también nuestra guía sobre la sarna en perros, otra enfermedad cutánea causada por un parásito de los canes).

¿Puede un perro ser portador del parásito sin desarrollar la enfermedad?
Sí: la presencia del parásito no tiene por qué provocar el desarrollo de la enfermedad. Hay perros que dan positivo en las pruebas para detectar el leishmania infantum, pero, como ya hemos dicho, no muestran ningún tipo de síntoma.
Esos perros pueden vivir toda su vida natural sin desarrollar la leishmaniosis canina, salvo que sufran una bajada de defensas o experimenten algún problema de salud que le dé al parásito la oportunidad de empezar a reproducirse de forma descontrolada.
Hay que tener en cuenta que los perros portadores del parásito pueden ser fuente de contagio tanto para otros animales como para los seres humanos, incluso aunque no tengan síntomas, a través de las picaduras de los mosquitos flebótomos.
Aunque no presente síntomas de la enfermedad, un perro con leishmaniasis puede contagiar a otros a través de las picaduras de los mosquitos.

Diagnóstico y tratamiento de la leishmaniasis en perros
Ahora que ya conoces mejor la leishmaniosis canina, es el momento de hablar de cómo se confirma la presencia de la enfermedad y qué pasos hay que dar una vez confirmamos que un perro está infectado.
¿Cómo se detecta la leishmaniosis canina?
La leishmaniosis canina se detecta en el veterinario a través un análisis de sangre, una prueba rápida en la que se detecta la presencia de anticuerpos en la sangre del animal. No obstante, esta primera prueba puede no ser concluyente si la enfermedad se encuentra en sus estadios iniciales.
Diferentes técnicas de biología molecular, citologías o biopsias de tejidos (muestras de la médula ósea o los ganglios linfáticos) sí pueden servir para confirmar la presencia del protozoo y cuantificar el número de parásitos.
Las analíticas rutinarias del perro también pueden ofrecer resultados anómalos si la enfermedad ha comenzado a extenderse a órganos como el hígado, el bazo o los riñones, en este último caso incluso provocando una insuficiencia renal en perros.

¿Cómo curar la leishmaniosis en perros?
Por desgracia, la leishmaniasis canina no tiene cura. Los tratamientos que existen en la actualidad tienen como objetivo suprimir los síntomas de la enfermedad, reducir el riesgo de contagio y contener o dificultar la reproducción del parásito.
En cualquier caso, es muy importante tratar la leishmaniasis, puesto que, como ya hemos señalado, la enfermedad puede ser mortal para el animal.
El tratamiento es de tipo farmacológico, por vía oral o mediante inyecciones, e inicialmente puede prescribirse durante un período de varias semanas o meses, con posteriores controles veterinarios para comprobar el estado de la enfermedad y la carga parasitaria. Como no es posible eliminar completamente el parásito, siempre existe el riesgo de que el perro sufra una recaída.
La leishmaniosis canina no tiene cura. Con un tratamiento y cuidado adecuados, un perro contagiado puede convertirse en un enfermo crónico con una buena calidad de vida.

Pronóstico de un perro con leishmaniosis
Ya hemos visto que no existe cura para la leishmaniosis canina, pero, en el mejor de los casos, un perro contagiado puede convertirse en un enfermo crónico con una buena calidad de vida durante muchos años.
El can siempre puede sufrir recaídas cuando su sistema inmunológico se debilite por otros motivos, pero, en general, la medicación y los controles pueden mantener la enfermedad controlada.
No es posible predecir con exactitud cuándo un perro sufrirá una recaída. Algunos animales responden muy bien al tratamiento, mientras que otros lo tienen un poco más difícil: todo depende del organismo de cada perro. Lo que sí está claro es que una detección precoz que permita empezar pronto con el tratamiento mejora mucho la calidad de vida del perro y reduce el riesgo de futuras recaídas.
Por lo demás, una cuestión muy importante para mantener sano a un perro con leishmaniasis es la alimentación: deberás elegir alimentos fáciles de digerir y ricos en antioxidantes y ácidos grasos omega 3 y 6 para mantener su sistema inmunológico en buenas condiciones.
Lo importante, en cualquier caso, es que, aunque la leishmaniosis no es curable, un perro que reciba el tratamiento y los cuidados adecuados puede llegar a tener una calidad y esperanza de vida prácticamente normales.

Prevención de la leishmaniosis canina
Ya decíamos al principio que la principal medida de prevención que puedes tomar contra la leishmaniosis canina es evitar la picadura del mosquito flebótomo, en especial en zonas en las que la enfermedad sea endémica, como es el caso de gran parte de España.
Para ello, los antiparasitarios para mascotas efectivos contra el flebótomo serán tus principales aliados. Concretamente, las pipetas y los collares:
Pipetas efectivas contra los mosquitos que transmiten la leishmaniasis
Las pipetas liberan en el cuerpo del perro una sustancia que elimina a mosquitos, pulgas, garrapatas y otros parásitos externos. El producto antiparasitario funciona durante varios meses y mantiene su efectividad incluso aunque el perro entre en el agua.
- Bayer Advantix Pipetas antiparasitarias. – 21,79€ – 29,79€.
- Vectra 3D Pipetas antiparasitarias. 21,99€ – 30,99€.
- Parasital Pipetas antiparasitarias. – 19,35€ – 23,88€.

Collares efectivos contra los mosquitos que transmiten la leishmaniosis
Los collares antiparasitarios son una opción económica y de larga duración (algunos modelos son efectivos hasta durante 4 meses) para proteger a tu perro de las picaduras de los mosquitos.
Funcionan liberando poco a poco una sustancia activa, efectiva contra los ectoparásitos, que se va extendiendo por el pelo del animal.
- Bayer Seresto Collar antiparasitario. – 27,79€ – 55,27€.
- Scalibor Collar antiparasitario. – 18,49€.
- Sugelary Collar antiparasitario. – 10,99€.
Más allá del uso de antiparasitarios, las medidas que deberías tomar para proteger a tu perro frente a los mosquitos son las siguientes:
- Evitar pasear al perro durante el anochecer o el amanecer, los dos momentos del día en los que los mosquitos están más activos.
- Evitar las zonas con agua estancada o materia orgánica acumulada, donde medran las larvas del flebótomo.
- Instalar mosquiteras en puertas y ventanas y trampas de luz ultravioleta.
- Vacunarlo contra la leishmaniasis canina: la vacuna no evita el contagio del parásito, pero sí retrasa el desarrollo de la enfermedad y reduce de forma significativa los síntomas y el riesgo de contagiar a otros animales y seres humanos. La vacunación consiste en una primera dosis, seguida de inoculaciones sucesivas siguiendo las indicaciones de tu veterinario.