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Oruga procesionaria y perros: todo lo que debes saber
La oruga procesionaria y los perros son dos animales muy diferentes, sin ninguna relación entre sí, pero hay ciertas épocas del año en las que suelen entrar en contacto… con graves consecuencias potenciales para nuestros amigos peludos.
Si te gusta pasear por el campo o la montaña con tu perro, seguro que en más de una ocasión te habrás topado con estas curiosas larvas peludas que avanzan en filas que pueden llegar a medir hasta varios metros de largo.
Son las orugas procesionarias, que, por cierto, están catalogadas como una plaga en España. Estos pequeños animales pasan por varias fases a lo largo de su vida, pero es solo en la última cuando se desplazan en procesión en busca de un sitio en el que refugiarse y se convierten en un peligro tanto para los perros más curiosos como para las personas que entren en contacto con ellas.
En las épocas del año en las que las procesionarias suelen empezar a moverse es muy importante que te mantengas vigilante durante tus paseos por entornos rurales y boscosos. En este artículo vamos a contarte por qué exactamente son tan peligrosas las procesionarias, cuáles son las consecuencias cuando pican a un perro y qué puedes hacer si llega a suceder.

¿Qué es la oruga procesionaria?
La oruga procesionaria del pino, cuyo nombre científico es Thaumetopoea pityocampa, es un insecto defoliador muy abundante en el sur de Europa, norte de África y Asia Menor. También tiene presencia en algunas regiones de Sudamérica. Por su enorme voracidad y, sobre todo, por los riesgos que representan, la procesionaria del pino está considerada una plaga en España, donde a menudo se realizan campañas para mantener controlada su población.
Estas orugas deben su nombre a un curioso comportamiento: durante la fase final de su vida, antes de esconderse para transformarse en mariposas, se desplazan en largas filas o procesiones, siempre lideradas por una hembra, para protegerse frente a los depredadores. Esas filas de orugas, que a menudo miden varios metros, suelen llamar la atención de los perros más curiosos, que pueden llegar tocar a los insectos con la nariz o la lengua, o incluso a comérselos.
La oruga procesionaria es muy abundante en el sur de Europa, norte de África, Asia Menor y algunas zonas de Sudamérica. En una de las etapas de su vida estos insectos se desplazan en largas filas que pueden medir varios metros.

El peligro que representan las procesionarias se debe a que su cuerpo está cubierto por una densa capa de pelos urticantes o tricomas (hasta 600.000) bañados en una toxina llamada thaumatopina.
Esta sustancia puede causar irritación y fuertes reacciones alérgicas en las personas, especialmente en los niños pequeños, y graves daños e incluso la muerte a los perros y otros animales domésticos. Las procesionarias pueden expulsar o disparar sus pelos cuando se sienten amenazadas.

Época y ciclo de vida de la oruga procesionaria del pino
Como todos animales de su clase, la procesionaria pasa por varias fases en su vida. Es lo que se conoce como desarrollo holometabólico o metamorfosis completa. Es importante tener esto en cuenta para saber cuándo exactamente es peligrosa la procesionaria.
Las fases de la vida de este insecto son las siguientes:
- Huevo.
- Larva u oruga.
- Pupa o crisálida.
- Imago o adulto.
Las procesionarias solo pueden causar daños en su etapa de orugas. Incluso en ese momento, pasan la mayor parte del tiempo alimentándose en los árboles: docenas de individuos se agrupan y crecen en las fácilmente reconocibles bolsas de seda que cuelgan de las ramas.
Solo se desplazan en procesión, como hemos comentado, cuando les llega el momento de buscar una ubicación definitiva en la que pasar a la fase de crisálida y completar así su transformación.
Las procesionarias son más peligrosas cuando se desplazan por el suelo: a menudo los niños las tocan y los perros intentan jugar con ellas o incluso comérselas.

Este descenso de los nidos normalmente se produce entre los meses de febrero, marzo y abril: es entonces cuando hay que estar especialmente atentos para evitar el contacto directo entre la procesionaria y los perros. Cabe señalar, de todos modos, que debido al cambio climático y la llegada cada vez más temprana de las buenas temperaturas, la bajada en procesión tiende a adelantarse y puede llegar a producirse incluso en enero.
Un poco después, entre los meses de mayo y junio, las orugas se convierten en crisálidas y, finalmente, en mariposas. Los adultos se aparean y ponen huevos durante el verano y así el ciclo vital de la procesionaria vuelve a comenzar.
Es importante tener en cuenta que las procesionaria no solo viven en pinares, sino también en otros tipos de árboles y en parques y jardines urbanos. Por lo tanto, es recomendable que extremes las precauciones con tu perro incluso aunque vivas en la ciudad.

¿Qué pasa cuando un perro huele, lame o se come una oruga procesionaria?
Los perros pueden clavarse los rígidos pelos de la oruga directamente en la nariz o la lengua, pero también es frecuente que se los lleven en las patas y, al chuparse la zona dolorida, se los traguen.
Pese al pequeño tamaño de estas orugas, la toxina de sus tricomas es muy potente. La intensidad de los efectos dependerá de cuántos pelos rocen o se claven en la piel, pero una picadura de oruga procesionaria siempre implica riesgos. La parte del cuerpo del perro que entre en contacto con la sustancia tóxica se irritará y sufrirá una erupción con manchas rojas seguida de una fuerte inflamación.
Las procesionarias cuentan con hasta 600.000 pelos cubiertos de una sustancia tóxica, la thaumatopina. Puede causar graves reacciones alérgicas, diversos daños en el cuerpo del perro e incluso la muerte.
Si los pelos de la oruga alcanzan los ojos del perro, este sufrirá un intenso dolor y posiblemente inflamación de la conjuntiva y la córnea. Sin un tratamiento inmediato, el perro podría llegar a quedarse ciego.
El peor de los escenarios es que el perro ingiera la oruga. En ese caso, sufriría graves heridas en los tejidos de la garganta, el esófago y el estómago, con riesgo de necrosis (muerte celular) en esas partes del cuerpo y de bloqueo de las vías respiratorias.

Procesionaria y perros: síntomas habituales del contacto
Cuando se trata de evitar los riesgos que implica la oruga procesionaria para los perros, lo fundamental es, como decíamos, la prevención: durante los primeros meses del año tendrás que estar atento durante vuestras visitas a grandes parques urbanos y en las excursiones al campo.
En cualquier caso, es importante que conozcas los síntomas del contacto con una oruga procesionaria en perros, por si en algún momento tu amigo peludo se escapa de tu vista e interactúa con una. Son los siguientes:
- Inflamación de la piel.
- Inflamación de la lengua.
- Erupción.
- Ampollas.
- Úlceras.
- Manchas rojas en la piel.
- Lengua hinchada y de color morado o negro.
- Hipersalivación.
- Problemas para respirar.
- Nerviosismo y malestar general.
- Rascado constante.

¿Qué hacer si a un perro le pica una oruga procesionaria?
El contacto con una oruga procesionaria puede tener graves consecuencias, como estamos viendo, por lo que si se produce será imprescindible que acudas a un centro veterinario de urgencia lo antes posible. No obstante, hay una serie de medidas de primeros auxilios que debes aplicar en primer lugar:
- Si tu perro ha intentado comerse la oruga, sácasela de la boca. Si ya se la ha tragado, provócale el vómito de inmediato. Si no sabes cómo, consulta nuestro artículo sobre cómo hacer que vomite un perro: puedes utilizar agua con sal, agua oxigenada o, en caso de emergencia, tus propias manos (pero cuidado con recibir un mordisco o hacerle daño).
- Si la oruga procesionaria o sus pelos se han quedado pegados al perro, retíralos con mucho cuidado y siempre utilizando guantes y mascarilla.
- Lava la zona que ha estado en contacto con la oruga con suero fisiológico o, si no lo tienes a mano, con agua fresca y limpia.
- Evita que tu perro se lama la zona afectada, ya que podría tragarse los pelos de oruga que se hayan quedado adheridos.
- Nunca presiones, frotes ni toques la zona inflamada o las heridas, ya que podrías hacer que se libere una cantidad aún mayor de thaumatopina en el organismo del perro.
- En ningún caso le des a tu perro medicamentos para humanos. No solo no le ayudarían, sino que podrías intoxicarlo.
Aunque los primeros auxilios ayudarán mucho a tu perro, insistimos en que es fundamental que lo lleves cuanto antes a un centro veterinario. Las consecuencias del contacto con una oruga procesionaria para los perros no pueden tratarse con remedios caseros.
No hay remedios caseros ni tratamientos naturales que puedan ayudar a un perro que haya entrado en contacto con una procesionaria. Aplícale primeros auxilios y llévalo al veterinario cuanto antes.

Procesionaria y perros: tratamiento en caso de contacto
El tratamiento para el contacto entre la oruga procesionaria y los perros puede variar mucho en función de cuál sea la zona afectada y la gravedad de la intoxicación o la reacción alérgica.
Normalmente puede implicar desde la administración de antibióticos, corticoides y antihistamínicos hasta, en caso de necrosis, la amputación de esos tejidos o esa parte del cuerpo. La necrosis de lengua es, de hecho, una de las consecuencias más frecuentes del contacto con los tricomas de la oruga.
En los casos más graves puede ser necesario mantener al perro hospitalizado durante unos días y administrarle el tratamiento por vía intravenosa, además de mantenerlo hidratado si no puede beber por sí mismo.

¿Cómo evitar la picadura de la oruga procesionaria en perros?
La única forma de prevenir el riesgo que supone la oruga procesionaria para los perros es, como hemos visto, mantener a tu peludo alejado de estos insectos.
Durante los primeros meses del año deberás estar muy atento durante vuestros paseos por el campo y zonas arboladas en general. Si en algún momento sospechas de la presencia de orugas procesionarias (de entrada, es más fácil que veas los nidos blancos en los árboles que las propias procesiones de orugas), ponle la correa a tu perro y bajo ningún concepto dejes que se acerque a ellas en un descuido.
Además, si detectas orugas procesionarias en tu jardín, te recomendamos que no intentes eliminarlas por tu cuenta: por seguridad, mejor avisa a una empresa de control de plagas. Y si las ves en un parque o jardín de tu ciudad, es aconsejable que te pongas en contacto con tu ayuntamiento.